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Cada valenciano paga casi 64 euros más en impuestos municipales que antes de la crisis

La recaudación media de los consistorios de la autonomía alcanza los 608 euros por habitante frente a los 544 del año 2006 gracias, sobre todo, a la subida del IBI

Cada valenciano paga casi 64 euros más en impuestos municipales que antes de la crisis

Mientras las autonomías o la propia Administración central todavía luchan por controlar su déficit y evitar que la deuda pública siga en aumento, los ayuntamientos llevan años encadenando superávits, hasta el punto de que a principios de este año el conjunto de consistorios españoles ya acumulaban más de 27.000 millones de euros en depósitos bancarios que la mayoría no puede utilizar, de acuerdo con los últimos de la Airef. Unas finanzas más que saneadas que han sido posibles, por un lado, gracias a las fuertes restricciones al gasto impuestas desde el Ministerio de Hacienda, pero también a que los consistorios fueron los primeros en recuperar sus niveles de ingresos fiscales previos a la crisis económica -de hecho, en 2012 ya los igualaban-, y en la actualidad cada alicantino ya paga a su municipio en tributos y tasas locales casi 64 euros más que antes del estallido de la burbuja inmobiliaria.

En concreto, cada residente de la Comunitat Valenciana abona actualmente una media de 608,6 euros en impuestos y tasas locales, de acuerdo con la última edición del informe Haciendas locales en cifras que el Gobierno acaba de publicar con los datos definitivos del año 2017. Un importe que contrasta con los 544,7 euros que se pagaban en el año 2006 y, además, con una notable diferencia: el peso del Impuesto de Bienes Inmuebles sobre el total de ingresos propios de los ayuntamientos -es decir, los que recaudan los propios consistorios, con independencia de su participación en otros tributos estatales, como el IVA o el IRPF, o de las transferencias del Estado- ha aumentado casi 20 puntos porcentuales, al pasar del 36,8% del total a un 56%.

Como recuerda el presidente de la Comisión de Fiscal del Colegio de Economistas de Alicante, Antonio Pérez Rovira, el IBI es un tributo «que no guarda ninguna relación con la evolución económica, ya que no grava ninguna renta, sólo el patrimonio que se tiene». O, en otras palabras, un impuesto al que no le afecta la crisis económica. Pero, además, como recuerda Pérez Rovira, en los últimos años el Gobierno ha permitido que los consistorios lo eleven de una forma notable.

Revisiones catastrales

En concreto, el Ejecutivo de Mariano Rajoy aprobó en 2012 una subida del IBI del 10% con carácter general, que acompañó de la posibilidad de revisar los valores catastrales en los municipios que lo solicitaran y de inspecciones masivas -con fotografías aéreas incluidas- para aflorar construcciones ilegales. El resultado de todo ello es que, si en 2006 cada ayuntamiento de la autonomía recaudaba una media de 200,7 euros por habitante en concepto de IBI, en el último ejercicio con datos la cifra se había incrementado hasta los 339,6 euros. Una subida que compensa sobradamente el retroceso que han sufrido otros ingresos, como los procedentes de tasas por licencias de obras, cuya recaudación ha pasado de 67,2 a 13,5 euros por habitante en el mismo periodo.

En cuanto al resto de los principales tributos que gestionan los ayuntamientos, los ingresos por el Impuesto de Circulación o el de Actividades Económicas han subido ligeramente, mientras que se ha incrementado notablemente la recaudación por la denominada plusvalía que se paga al vender las viviendas -ha pasado de 29,7 a 40,5 euros recaudados por habitante-, aunque en este caso, se trata de un tributo ahora en cuestión. Esto es así después de la reciente sentencia del Tribunal Supremo que ha anulado la forma en que se calculaba.

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