La banca española no da por perdida la batalla de ganar rentabilidad, a pesar de los bajos tipos de interés, y encara 2020 dispuesta a llevar a cabo nuevos ajustes de plantilla y de la red de sucursales, sin descartar también fusiones. Bankia, la entidad con sede social en València, seguirá un año más en el foco de todas las miradas y las quinielas apuntan a una integración con el Sabadell, con sede social en Alicante, aunque algunas fuentes no pasan por alto que otro banco pueda presentar una oferta mejor por el grupo participado por el Estado, que posee aún más del 62 % del capital.

Las entidades medianas, entre las que se encuentran Unicaja Banco, Liberbank, Ibercaja Banco y Abanca, están llamadas también a ser protagonistas en este 2020, tras los intentos fallidos de fusión en la mayoría de los casos, o de salida a bolsa por parte de la entidad aragonesa.

Lo que está claro es que los bancos seguirán buscando en 2020 vías para mejorar sus exiguos ingresos ampliando su oferta con productos que aporten mayores ingresos, una vez descartado el cobro por los depósitos, resume uno de los principales ejecutivos del sector.

La política monetaria del BCE no parece que vaya a cambiar en el corto plazo, pero el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, señaló recientemente que reduciendo la morosidad y mejorando la eficiencia, hasta los niveles previos a la crisis, los ingresos aumentarían en unos 5.000 millones anuales.

El reto resulta bastante complicado -la morosidad sigue por encima del 5 %, frente al 0,72 % de finales de 2006-, pero algunos bancos admiten que hay margen para sanear aún más sus balances y creen que es conveniente hacerlo antes de que la situación económica empeore.

En cuanto a la eficiencia, coinciden en que los ajustes de plantilla y sucursales son la clave; una fusión allana el camino para llevarlos a cabo, pero no es la única fórmula y más de una entidad desvela, sin que se pueda citar, que planea nuevos recortes.

Pero el mercado sigue apostando por las fusiones y la formación de un nuevo Gobierno vuelve a poner en el foco a Bankia. La posibilidad de que la entidad pueda convertirse en un instrumento de banca pública, como ansiaba Unidas Podemos, parece lejana por los compromisos firmados con Europa en el momento del rescate. Así que, posiblemente, la estrategia siga siendo cómo sacar el máximo retorno de las ayudas públicas inyectadas a la entidad y es aquí donde una fusión se presenta como la alternativa para retomar la privatización de la entidad por parte del Estado.

En los últimos meses los rumores colocan al Sabadell como el favorito para una unión con Bankia, sin embargo, distintos bancos de inversión ven más fácil la operación si se lleva a cabo por algunos de los tres grandes: el Santander, el BBVA y CaixaBank. En el caso del Santander y BBVA, parece muy difícil que cualquiera de estas dos entidades quiera ampliar capital. La alternativa sería un canje de acciones, pero ninguno de los dos bancos baraja la opción de estar participado públicamente. CaixaBank, sin embargo, tiene como principal accionista a la Fundación la Caixa, con el 40 %. Esa participación se reduciría significativamente en el caso de una fusión con Bankia, pero estaría muy próxima a la del Estado en el nuevo grupo y algunos expertos creen que eso allana la operación.