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La morosidad se desploma entre las firmas constructoras e inmobiliarias en un lustro

El saldo dudoso del crédito en ambos sectores cae en septiembre de 2019 hasta un 84 % en relación al cierre de 2015

La morosidad en los créditos para comprar viviendas ha bajado en casi 8.000 millones desde 2015. germán caballero

La recuperación económica, la mayor prudencia a la hora de poner en marcha proyectos y la intensa labor de limpieza de balances por parte de la banca han propiciado que la morosidad de las empresas constructoras e inmobiliarias se desplome desde diciembre de 2015. También los saldos dudosos en el crédito para la compra y rehabilitación de viviendas. Solo el consumo, donde los bancos están sacando jugo con tipos de interés elevados, aumenta sus parámetros, según los datos que acaba de publicar la Asociación Hipotecaria Española (AHE), referidos a septiembre de 2019.

El saldo dudoso del crédito a las actividades inmobiliarias se situaba en diciembre de 2015 en 37.235 millones de euros. Casi cuatro años más tarde se había reducido a 5.781 millones, lo que supone un descenso del 84,5 %. Si buscamos la comparación con el saldo vivo del crédito a este sector, los datos también son concluyentes. La morosidad de 5.781 millones equivale al 6,8 % del total de préstamos, que asciende a 84.924. En diciembre de hace cinco años ese porcentaje ascendía al 27,5 %. Dicho de otra manera, uno de cada cuatro euros de los 135.190 millones prestados era moroso.

Lo mismo sucede con el crédito a la construcción. El saldo dudoso en septiembre de 2019 era de 3.461 millones, lo que implica una caída del 74,8 % respecto de los 13.196 de diciembre de 2015. En este caso la reducción en relación al saldo vivo también ha sido considerable. Así, el 12,5 % que supone ahora sobre el total crediticio de 27.060 millones era hace cinco años del 30 % sobre un global de 43.936 millones.

La morosidad entre las familias y particulares para la compra de viviendas ha bajado un 31,9 % en el período analizado, al pasar de los 25.541 millones de diciembre de 2015 a los 17.415 del tercer trimestre de 2019. El saldo vivo del crédito asciende a 490.982 millones, con lo que la parte dudosa del mismo representaba solo el 3,5 %, mientras que hace cuatro años era del 4,8 %, sobre un total de 531.256.

Otro de los nichos de negocio de la banca se encuentra en los préstamos para la rehabilitación de viviendas. La morosidad en este caso se situaba el año pasado en 1.019 millones, lo que conlleva una disminución del 18,2 % respecto a los 1.245 millones de hace cuatro años. En la comparativa con el saldo vivo del crédito, la morosidad es en este caso más elevada que en la compra de viviendas. Concretamente, un 5,7 % del total de 17.762 millones prestados para ese menester. En diciembre de 2015 ese porcentaje era del 5,9 % sobre un total de 20.813.

Los datos hasta aquí expuestos ponen de manifiesto la mejora sustancial en la devolución de créditos por parte de empresas y particulares. No ocurre lo mismo, como ha quedado dicho, con los préstamos al consumo, es decir el dinero que las familias piden a los bancos para comprar coches, para viajes, gastos extraordinarios o para adquirir muebles o electrodomésticos. Son mucho más caros que el resto de créditos y también tienen una morosidad creciente. Tan es así que ha aumentado en un 42,3 % en los cuatro años analizados. En diciembre de 2015 el saldo dudoso era de 3.361 millones y en septiembre de 2019, de 4.785. La primera de ambas cifras equivale a un 5,4 % de los 61.314 millones prestados por la banca para ese tipo de gastos, mientras que la segunda representa el 5,1 % de los 93.147 destinados al mismo fin del pasado mes de septiembre. Cabe señalar que los bancos han aumentado el saldo vivo en este tipo de créditos en un tercio -casi 32.000 millones más- mientras que en los destinados a la compra de vivienda se ha producido un descenso en estos años de poco más de 40.000...

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