El grupo BBVA registró un beneficio neto atribuido de 3.512 millones de euros en 2019, lo que supone un descenso del 35% respecto al año precedente, debido a la ausencia de la plusvalía que se anotó en 2018 por la venta de Chile y al ajuste del fondo de comercio en EE.UU. en el cuarto trimestre (1.318 millones de euros).

La entidad ha explicado que este impacto contable se ha realizado por la desfavorable evolución de los tipos de interés en el país y la ralentización de la economía, y no afecta «ni al patrimonio neto tangible, ni al capital, ni a la liquidez, ni a la capacidad de reparto de dividendos, ni a la cuantía de pago de los mismos».

De hecho, el banco tiene previsto someter a la consideración de los órganos de gobierno un pago en efectivo de 0,16 euros brutos por acción en abril de 2020, manteniendo la misma cifra del año anterior. El pasado octubre, la entidad pagó un dividendo de 0,10 euros brutos por acción, con lo que la cuantía total del dividendo correspondiente a 2019 sería de 0,26 euros brutos por acción.

Sin extraordinarios, BBVA logró un beneficio de 4.830 millones de euros en 2019, un 2,7% más que en 2018 y el más elevado desde 2009, según la entidad, que ha destacado que las principales palancas que impulsaron este resultado fueron el incremento de los ingresos más recurrentes y la contención de los gastos de explotación.

El presidente, Carlos Torres, destacó que el banco ha logrado unos «excelentes resultados» en 2019. «Gracias a unos ingresos recurrentes récord, y a una gestión ejemplar de los costes, hemos alcanzado un beneficio sin singulares de 4.830 millones de euros, el mayor desde el año 2009», subrayó.

«Mirando hacia adelante, en BBVA nuestro objetivo será profundizar en nuestra estrategia, integrando los intereses de clientes, de empleados, de accionistas, de la sociedad en su conjunto, equilibrando el punto de vista económico con el medioambiental y con el social en todo lo que hacemos», resaltó.