CaixaBank cree que los tipos de interés seguirán durante una larga temporada en el cero por ciento actual, una política, la del BCE, que tiene en vilo a las entidades financieras por la estrechez creciente en sus márgenes, pero que beneficia a la clientela, en especial aquella que tiene préstamos hipotecarios vinculados al euríbor, que sigue en negativo. Durante la presentación de resultados ayer en València, el presidente de la entidad, Jordi Gual, dijo que el banco trabaja con la previsión de que «va a haber tipos bajos durante mucho tiempo» y añadió que en el mercado se prevé que sigan planos hasta mediados de 2021 y que, a partir de ese momento, empezarían a subir «suavemente» hasta 2024 pasando del tipo cero.

Pese a los efectos sobre el balance, Gual insistió en que la entidad no cobrará por los depósitos a sus clientes minoristas, aunque mantendrá la penalización a los grandes impositores. El daño que los bajos tipos está causando en las entidades financieras ha puesto encima de la mesa la posibilidad muy cercana de que vuelvan a producirse fusiones. No obstante, el presidente de CaixaBank indicó que el banco con sede en València descarta las operaciones corporativas y que seguirá su plan estratégico, hasta 2021, que basa su estrategia en el crecimiento orgánico. En relación con esto, se mostró concluyente: «Las distracciones de fusiones no nos interesan».

Gual se felicitó de que España tenga ya un Gobierno, por primera vez en coalición. «Es bueno que haya acuerdos parlamentarios entre diferentes fuerzas» para lograr avances económicos, dijo, antes de añadir que no le correspondía a él valorar las políticas a desarrollar, aunque recordó que España, «por suerte», está en la eurozona y esta vigila el déficit y la deuda. Gual no se mojó en otras cuestiones de actualidad como la reforma laboral o el SMI y mucho menos sobre la complicada situación de Cataluña, respecto de la cual solo pidió que los escenarios que se produzcan sean resultado de las elecciones y del respeto a la legalidad vigente. En relación con esto último, reiteró que la entidad mantiene su sede en València, a donde la trasladó desde Barcelona en octubre de 2017.

CaixaBank obtuvo un beneficio de 1.705 millones de euros en 2019, un 14,1 % menos que el año anterior, por el impacto del ERE. El acuerdo laboral tuvo un coste bruto de 978 millones y condicionó el resultado anual del grupo, que sin este impacto habría ganado un 20,4 % más, hasta los 2.390 millones. La entidad financiera logró elevar un 1,2 % sus ingresos derivados de su actividad principal, hasta los 8.316 millones, y redujo su morosidad hasta el 3,6 %.