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Entrevista

"La desconexión fuera del trabajo es un problema de conciliación y de salud"

El socio de Cuatrecasas en València Javier Molina aboga incluso por la «desintoxicación» digital de los trabajadores

"La desconexión fuera del trabajo es un problema de conciliación y de salud"

Cada vez más las fronteras físicas y horarias se diluyen en el mundo laboral por influjo de la digitalización de la economía. El ordenador o el móvil son ahora las herramientas laborales predominantes. Y conllevan un peligro: la conexión permanente o, dicho de otra forma, la imposibilidad de desconectarse del trabajo, bien por decisión propia o por imposición de los jefes. O por miedo a perder el empleo. O por obsesión. De todo hay en el mercado. Es lo que se conoce como tecnoestrés, un «riesgo laboral derivado de la conexión a las herramientas de trabajo que se ha desarrollado favorecido por el teletrabajo y los horarios laborales líquidos», según explica a este diario el socio de Cuatrecasas en València Javier Molina, experto en estas cuestiones y que el pasado miércoles participó en una jornada sobre los efectos de la digitalización en los empleados. En su opinión, este problema no debe tratarse solo como una cuestión de conciliación sino como un riesgo laboral para proteger mejor la salud de los trabajadores.

Molina recuerda que la nueva ley de protección de datos ha introducido el derecho a la desconexión en el Estatuto de los trabajadores. Ahora, los empresarios deben tomar medidas para garantizarlo. «Hay una referencia a la negociación colectiva» como marco para abordar también estas cuestiones, asegura el abogado, quien apunta que firmas tecnológicas como Orange o Telefónica «regulan ese derecho pero no lo tratan como un riesgo laboral, sino como una herramienta para conciliar la vida familiar». En su opinión, esto no debería ser así, porque, si el problema se tratara desde la óptica también de la prevención de riesgos, «el trabajador tendría una mayor protección de su salud».

Consecuencia

Molina enumera algunas de las consecuencias que el denominado tecnoestrés está teniendo sobre los trabajadores. Una de ellas es la mayor proliferación de los empleados «quemados, porque no tienen una vida paralela a la empresa». También está el aumento del absentismo laboral, generado por trabajadores conectados con tanta frecuencia «que pueden enfermar por la ausencia de un descanso suficiente». El tercer gran efecto nocivo está relacionado con la productividad y la eficiencia: «Si no se acota el tiempo de esfuerzo, cabe el riesgo de que se haga trabajar a la persona fuera de horario y dentro del espacio de ocio, como el fin de semana», apunta Molina, cuando de lo que se trata es de que el empleado aproveche al máximo su horario contractual de trabajo para realizar en ese tiempo las labores encargadas. Dicho de otro modo, no por estar más tiempo en el puesto de trabajo o por llevarse faena a casa se es mejor trabajador. Ocurre justo lo contrario.

El socio de Cuatrecasas explica que este despacho de abogados aconseja a las empresas que contratan sus servicios, partiendo del hecho de que el tecnoestrés está considerado un riesgo laboral pero que judicialmente hay pocas sentencias que lo califiquen como accidente laboral, que establezcan protocolos de desconexión, ante «la perspectiva doble de riesgo y de conciliación familiar y de manera preventiva para que el trabajador no se conecte fuera de horario y para que el empresario se cubra las espaldas ante una actuación unilateral por parte del empleado. Una de las medidas que aconseja Molina es que el empresario «reeduque» a los mandos intermedios para que tengan bien claro que «la compañía está alineada con ese objetivo y que no debe exigir nada fuera de ahí al empleado o capar el mail para que el trabajador no reciba correos fuera de horario». Otra cuestión conveniente es regular los casos excepcionales cuando a un empleado se le puede contactar fuera de su trabajo. Por ejemplo, un cirujano ante una emergencia.

El socio de Cuatrecasas considera también que son necesarias «políticas activas para la desintoxicación digital de los trabajadores, como pasaba al principio con el tabaco, pero también a sus familiares». En este sentido, recuerda la existencia de personas con insomnio que ya se conectan a las seis de la mañana: «La empresa debe prohibirlo. No es tolerable. El empresario quiere que su plantilla esté en plena disposición y no cansada».

Otras medidas que propone son que la empresa facilite un móvil alternativo para que el empleado no use el propio o fijar dispositivos para que el teléfono de la empresa deje de estar operativo al salir del trabajo, aunque el móvil personal podría recibir una alerta en caso de urgencia.

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