El Gobierno ha rebajado al 1,6 % el crecimiento económico previsto para 2020, lo que le ha llevado también a flexibilizar la reducción del déficit público al 1,8 % del PIB para no dañar la economía ni el empleo y para poder elevar el gasto este año un 3,8 %, hasta 127.609 millones de euros. El límite de gasto no financiero es el punto de partida de los Presupuestos Generales del Estado de 2020 que el Gobierno aún no sabe cuándo presentará, pero que quiere tener definitivamente aprobados antes de que acabe el verano, según reiteró ayer la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

Como paso previo a la elaboración del presupuesto se ha revisado el cuadro macroeconómico y la senda de estabilidad presupuestaria para ajustarlos a la realidad del país, que no es la misma que cuando se envió a Bruselas el pasado octubre el último proyecto presupuestario. En este tiempo se ha consolidado la desaceleración de la economía y del empleo por un entorno exterior más incierto y por la madurez del ciclo económico.

No obstante, la vicepresidenta tercera y ministra para Asuntos Económicos, Nadia Calviño, quiso poner el acento en que el crecimiento es más equilibrado que en anteriores fases expansivas y en que se mantiene un diferencial positivo respecto a la zona del euro. El avance del 1,6 % del PIB en 2020 se sustentará en la recuperación del consumo interno, que crecerá el 1,5 %, impulsado por la mejora de los salarios y el dinamismo del mercado laboral, aunque la creación de empleo se frenará casi un punto, con un incremento del 1,4 % en empleos equivalentes a tiempo completo, lo que ayudará a bajar la tasa de paro al 13,6 %. La demanda interna (consumo e inversión) aportará 1,5 puntos del crecimiento previsto para este año.