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Sectores productivos

El textil valenciano empieza a buscar proveedores en Europa por el virus chino

El sector baraja la opción de tener que elevar su producción para suplir lo que China no está fabricando para Asia o América

Càndid Penalba, en las instalaciones de su empresa, Cotoblau, en Ontinyent. perales iborra

A medida que el coronavirus chino se expande y crecen los muertos y los infectados, los efectos económicos de esta crisis sanitaria se agrandan. No es para menos, porque China es la gran fábrica del mundo y hoy día buena parte de su capacidad de producción está paralizada para evitar que el contagio sea mayor. Tras las festividades del año nuevo, son muchas las plantas sin actividad desde hace al menos tres semanas. Las empresas valencianas sin capacidad para tener grandes existencias de productos o materias primas o los grandes importadores de piezas para la industria están empezando a notar la falta de provisiones. Por ejemplo, la mitad de los barcos procedentes del gigante asiático que debían haber llegado al puerto de València se encontraban la semana pasada atracados en los puertos chinos.

Sin embargo, no todo son malas noticias, porque la previsión de falta de suministros está llevando a las compañías a buscar sustitutos en otras zonas del planeta. Dicho de otra forma, se disponen a diversificar sus proveedores para no depender en exceso de China, una lacra que, por ejemplo, ha denunciado el presidente de la Cámara de Comercio de València, José Vicente Morata. El máximo responsable de los empresarios textiles de la Comunitat Valenciana como presidente de Ateval, Càndid Penalba, aseguró a este diario que grandes cadenas de mobiliario y textiles para el hogar, como la multinacional sueca Ikea, están pidiendo a empresas que les suministran producto, como la Cotoblau del industrial de Ontinyent, que preparen un «plan b» ante la convicción cada vez mayor de que en breve empezarán a escasear los productos llegados desde China.

La solución pasa por buscar esos proveedores -de materias primas, tejidos o productos acabados-en otros países, concretamente en Europa y España, según Penalba, quien considera que esta derivada es beneficiosa para el sector en el continente y, de manera especial, en la Comunitat Valenciana porque implica aumentar el volumen de negocio. Puede ser de manera temporal, hasta que la situación se normalice en China, pero de todos es conocido que es una ventana de oportunidad y los clientes nuevos y circunstanciales de ahora se pueden convertir en permanentes. Hasta ahora, multinacionales como Ikea obligaban a las empresas que les suministraban producto acabado a proveerse en China, en compañías con las que esas firmas trabajan. Ahora todo ha cambiado.

Es más, Penalba considera que «la siguiente opción» es que dichas grandes firmas, según cómo evolucionen los acontecimientos en el gigante asiático, exijan a sus proveedores valencianos que eleven la producción para suplir la parte de la fabricación para esas cadenas que realizaba China y que se distribuía en Asia, América y Oceanía. «Dependemos demasiado de China», concluye.

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