La cuarta revolución industrial está transformando aspectos muy importantes de nuestras vidas, y muchos de estos cambios pueden ser percibidos como un riesgo porque es una oportunidad. En este sentido, se pronunció ayer el catedrático de la Universidad de Alicante, Javier García Martínez, Premio Rei Jaume I de Nuevas Tecnologías y miembro del Foro Económico Mundial en su conferencia «Ética e Innovación: Por una revolución industrial por y para todos», que es parte del XXIX Seminario Permanente de Ética Económica y Empresarial realizado por la Fundación Étnor con la colaboración de la Fundación Bancaja en cuya sede se celebró ayer la conferencia. El premio Rei Jaume I señaló: «Si la cuarta revolución industrial se hace al margen de los ciudadanos, viviremos en sociedades menos democráticas y más injustas».

García Martínez destacó que de la cuarta revolución industrial están cambiando aspectos tan importantes y tan sensibles como la forma en la que nos informamos, relacionamos y comunicamos y por tanto tienen un impacto muy importante en la forma que compramos, pensamos y votamos. También las nuevas tecnologías están redefiniendo el empleo y la creación de riqueza. Por eso es entendible que muchos ciudadanos «puedan percibir todo esto como un peligro para su futuro». El profesor insistió en que las nuevas tecnologías aportan a la sociedad herramientas poderosas ante las que hay que actuar con responsabilidad, «la revolución industrial debe ser por y para todos los ciudadanos y no nos puede tratar como extranjeros digitales», afirmó.

«Hemos sido ingenuos al pensar que gracias a las nuevas tecnologías íbamos a estar más conectados y mejor informados. La realidad es que internet ha favorecido la proliferación de todo tipo de noticias falsas y de ideas fanáticas y absurdas», lamentó. Y en este sentido terminó diciendo que «el único antídoto contra la posverdad es una actitud crítica y responsable ante la información».

Uno de los puntos en los que incidió el ponente fue la pérdida de capacidad de decisión ante los avances tecnológicos. «La introducción de las nuevas tecnologías en todos los aspectos de nuestras vidas nos viene impuesta sin que realmente podamos hacer algo para evitar las consecuencias que tiene sobre nuestra privacidad y sobre el uso de nuestros datos». «Apenas podemos operar en este nuevo tiempo sin ceder parcelas importantes de nuestra libertad e incluso de nuestra intimidad. Cada vez que los ciudadanos no pueden decidir sobre aspectos que les afectan tan directamente la calidad de nuestra democracia se ve reducida», concluyó.