Las cooperativas agroalimentarias de la Comunitat Valenciana, un tejido productivo que aglutina a 365 firmas, 192.385 socios y genera una facturación de 2.092 millones de euros, acelera sus planes de integración en el arranque de este año. Así lo requieren los nuevos tiempos y la situación económica del campo en busca de reducción de costes de explotación y de mejoras necesarias en los canales de comercialización.
En estos primeros meses de 2020 el ámbito cooperativo ya ha materializado avances en ese sentido. La última de las alianzas selladas entre cooperativas valencianas, que recibirá el nombre de Ribercamp y consolidará un volumen total de 85.000 toneladas de fruta, mayoritariamente cítricos, caqui y fruta de hueso, es la protagonizada por San Bernat de Carlet y Guadacoop, de Guadassuar. La iniciativa cuenta con el respaldo de la práctica totalidad de los socios de San Bernat y Guadacoop, que ascienden a 4.400 y 2.034, respectivamente.
Con este movimiento, las dos cooperativas, que a su vez están integradas como socias en Anecoop, unirán las producciones de sus socios, sumando un volumen total de cerca de 85.000 toneladas, y con previsiones de crecimiento en los años siguientes. Además, Santiago Apóstol de Tomelloso se incorpora como socia a Anecoop. De ese modo, la cooperativa de segundo grado presidida por Alejandro Monzón que comercializa la producción de 71 cooperativas y empresas hortofrutícolas y vinícolas, refuerza su presencia en la zona y la oferta conjunta de melón y sandía.
Un «visión amplia»
Según Cooperativas Agro-alimentàries, «nosotros defendemos una visión amplia para intercooperar o integrar algunos aspectos de la actividad, que tiene que ver con la gestión administrativa, producción o comercialización, entre otras aspectos, que no necesariamente pasa por fusiones societarias», explica la entidad presidida por Cirilo Arnandis.
Este sector está compuesto por entidades de reducido tamaño en comparación con otros territorios de Europa. La Comunitat Valenciana tan sólo cuenta con diez cooperativas de primer grado que facturen por encima de los 30 millones de euros. Las cinco mayores, de segundo grado, lideradas por Anecoop (599 millones de euros, según sus cuentas de 2017), son Coarval, Intercoop, Origuela -estas tres son de suministros- y Coviñas -de vino-.
En 2017 un total de siete cooperativas oleícolas de diferentes zonas de la Comunitat Valenciana pusieron en marcha un proyecto de integración en el ámbito comercial. También ese año, 18 bodegas de Utiel-Requena formaron proyecto de integración en el ámbito comercial del vino a granel. Pero poco más.
Según Cooperatives Agro-alimentàries de la Comunitat Valenciana «el sector lleva años transitando hacia un modelo en el que contamos con menos cooperativas, pero de mayor tamaño y volumen de facturación». Esta federación puntualiza que «cada caso es diferente y tiene circunstancias particulares. Hay casos en los que las alternativas pasan por la creación de entidades de grado superior mientras que en otros se apuesta por la integración en el ámbito de la producción, la comercialización o la gestión administrativa. Hay casos en los que incluso se opta por la fusión societaria, pero no es una condición sine qua non para fomentar la integración de las cooperativas agroalimentarias.
En los últimos años la federación valenciana ha trabajado estrechamente con algunas de las cooperativas de la asociación en sectores como los del vino, el aceite o los suministros, para ayudar al impulso de proyectos de integración o intercooperación.
Respaldo del Consell
La estrategia de integración cuenta con el visto bueno de las administraciones públicas, tanto del Gobierno central como de la Generalitat. De hecho, la Conselleria de Agricultura acaba de aprobar una resolución por la que convoca ayudas para el año 2020 y 2021 destinadas a la integración cooperativas agroalimentaria, según constata el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV) publicado ayer.
