La dirección de Ford Almussafes trasladó ayer a los sindicatos que el impacto previsto para el ERE de extinción que va a lanzar en pocas semanas es de 410 trabajadores, una decena más que los anunciados hace una semana. La bajada de producción en cien unidades al día por la caída de demanda está prevista para finales de marzo, y las salidas entre abril y mayo. Según señalaron ayer los sindicatos, la intención de la multinacional es excluir de la afección del expediente a la planta de Motores y Recambios, algo a lo que se oponen, ya que quieren que el impacto se reparta entre toda la factoría. El excedente de personal se centra en Carrocerías, Montaje, Pinturas, Calidad y Logística. Además, una cuarentena de despidos se darán entre los técnicos, administrativos y mandos.

Negociaciones

Ayer se produjo la primera reunión para constituir la comisión negociadora de este ERE, el primero que sufre la empresa en una década y que supone el mayor varapalo desde el ciclo de recortes que la multinacional comenzó hace un año en su división europea. De momento, las medidas habían afectado por la vía del traslado de carga de trabajo a América.

Así, por ejemplo, parte de la furgoneta Transit, segundo modelo de Almussafes por volumen de unidades, se traslada a partir de 2021 a México, donde se fabricarán los vehículos de la nueva generación para el mercado americano. También habrá impacto en la planta de Motores, con la pérdida paulatinamente desde 2022 de los dos modelos Ecoboost que se fabrican aquí y que se trasladan a América del Norte.

Hasta la fecha, la dirección y los sindicatos habían conseguido sortear los despidos mediante los expedientes temporales de empleo, de los que se han encadenado cuatro seguidos durante el último año y medio. Sin embargo, la nueva caída de la demanda sumada al final de los trabajos de lanzamiento del nuevo Kuga ha hecho ya inevitable afrontar los despidos.

La empresa justifica este recorte por la caída de las ventas en Europa ligadas al Brexit, la reducción del comercio internacional o el estancamiento e inestabilidad económica. Como no se espera una recuperación de la producción (una caída del 17% de ventas desde 2017 y que continúa en 2020), ahora ya se necesita redimensionar la plantilla. Ayer, los sindicatos exigieron que las salidas sean bajas voluntarias, incentivadas, prejubilaciones, etc, para evitar escenarios traumáticos. En este sentido, desde UGT, sindicato mayoritario, se exige que la nueva planta de baterías para modelos híbridos emplee únicamente a personal de la empresa (y no externo, como se teme), para minimizar el impacto de estos recortes. Serán unos 80 empleos.