La campaña citrícola está sometida ahora a fuertes dosis de incertidumbre. La mayor inquietud se da-señalan fuentes del Comité de Gestión de Cítricos (CGC)- con las restricciones que pudieran darse a causa de la crisis del coronavirus en el transporte por carretera. De hecho, ya se están produciendo "importantes incidencias" en los camiones que se dirigen a Italia.

Concretamente en el paso de Brenner, entre Austria y el país transalpino, el pasado jueves se produjeron kilométricas colas. El motivo fueron los requisitos impuestos por Austria para circular por su territorio desde Italia, que obliga a todos los camioneros a presentar un certificado médico que no tenga más de cuatro días de antigüedad. Los transportistas, además, registrados y se les ha tomado la temperatura. Una situación similar se está produciendo en las fronteras eslovenas. De ahí que, dadas las circunstancias, el CGC exija a las autoridades la creación de un corredor especial para productos perecederos.

"No es una cuestión de cítricos, España es la despensa de frutas y hortalizas de Europa y los productos frescos no pueden faltar de los lineales por razones evidentes, también de salud pública", señalan las mismas fuentes de la patronal del comercio de agrios privado. En este sentido, remarcan, que la propia EFSA ha emitido un informe en el que señalan que los alimentos no son fuente de transmisión del virus en ningún caso.

En los últimos días, además, se han dado compras algo compulsivas de naranjas y mandarinas por "un miedo irracional al desabastecimiento" pero, según advierten desde el CGC, ello no supone un repunte más que puntual en la demanda y desde luego se ha circunscrito a España (Madrid y País Vasco, especialmente) y en algunos casos, a Alemania o la propia Italia.

Almacenes de confección

Otro motivo de preocupación es la situación que, a medio plazo, se pueda generar en los almacenes de confección, donde los comercios están tomando ya medidas, trabajando intensamente con las mútuas de trabajadores, aplicando protocolos de bioseguridad y tratando de concienciar a los trabajadores. "La recolección, al ser al aire libre, no nos preocupa tanto", aclaran las mismas fuentes.

La campaña citrícola, hasta el momento, había evolucionando "razonablemente bien" en cuanto a volúmenes de exportación y precios en Europa, señalan fuentes del CGC. Hasta diciembre y pese a la fuerte caída de la producción registrada, la exportación ascendió hasta las 1,41 millones de toneladas (T) frente a las 1,42 millones del mismo periodo de la temporada pasada.

La buena demanda registrada en el principal mercado -la UE- ha desanimado las ventas en los países terceros (no comunitarios) pero ni siquiera en estas plazas la caída ha sido sustancial. Efectivamente, según el último dato oficial conocido, hasta el 8 de marzo se habían comercializado 174.635 T frente a 199.883 del mismo momento del año pasado. Donde sí se han registrado "serios" problemas logísticos también derivados de la crisis del coronavirus ha sido lógicamente en China. Los envíos a este país se han suspendido en buena parte de los casos y se han hecho a instancias de las propias navieras, que hace dos semanas comenzaron a advertir que no se hacen responsables de su descarga efectiva en los puertos chinos.

Grandes puertos chinos

La situación lleva camino de normalizarse y de hecho ya se han vuelto a descargar algunos contenedores procedentes de España. Pero la retención de contenedores que se produjo a partir de la segunda quincena de febrero en los grandes puertos chinos, como Shanghai, Xingang, Tianjin o Ningbo, ha afectado, sigue afectando al comercio exterior español con otros mercados terceros no comunitarios.

Los costes de los contenedores frigoríficos -debido al bloqueo durante semanas de decenas de miles de ellos en los enclaves asiáticos que ahora empiezan a volver a circular- se llegaron a disparar entre un 30% y un 50%. "Contratar los reefers es aún complicado y si lo consigues hay que asumir un incremento en el precio, lo que podría está dañando nuestra posición competitiva en mercados terceros y está agudizando la dependencia con el mercado europeo, donde ya dirigimos entre el 91% y el 93% de nuestras exportaciones", señalan desde el Comité de Gestión.

Dado que el colapso en los enclaves portuarios chinos aún continúa en buena medida, potencias citrícolas naranjeras como Egipto han desviado parte de su producción hacia Europa. Una parte de las alrededor de 200.000 T de naranjas, fundamentalmente, que Egipto vendió en la temporada 2018-2019 a China -según datos del Aphis-Usda, el departamento agrario de EEUU- podrían reorientarse ahora a Europa, aunque también falta conocer qué volumen se dirigirá a Rusia, que ha vetado las importaciones chinas, u otras zonas de Oriente Medio, como Arabia Saudita, que son las plazas donde Egipto es proveedor principal.