La ampliación del número de actividades productivas que deben cerrar sus instalaciones pilló por sorpresa a buena parte de las empresas implicadas. De hecho, el Gobierno tuvo que demorar un día la aplicación de la medida. Y es que el cierre de los centros de trabajo es en ocasiones complicado. «Hay empresas que pueden cerrar de un día para otro, pero muchas otras, no», afirma Cerveró. Un claro ejemplo son industrias con hornos, como la cerámica, que requieren varios días para apagarlos.