Ya no puede ir a peor. Es la esperanza y la ilusión con la que se ve el actual contexto en el sector de la industria del automóvil, que en este 2020 ha vivido una parada total de producción (siete semanas en el caso de Ford, que ayer retomó su actividad) y un hundimiento catastrófico del mercado.

Lo peor ha pasado. El problema es que no se sabe cuánto tardará en llegar la normalidad, si llega, y qué impacto pueden tener los reajustes en el empleo. El sector entra en la «nueva normalidad», un concepto que define lo que vamos a vivir, una transición que no se sabe ni en qué consiste ni cuánto durará.

La desescalada se prevé lenta y con un ritmo bajo. El primer día de actividad en Ford estuvo marcado por la toma de contacto con los nuevos protocolos de seguridad y prevención que van a dictar el día a día en la factoría desde ahora.

La plantilla está «concienciada», en palabras del presidente del comité de empresa, Carlos Faubel. Va a hacer falta conciencia, desde luego, y también paciencia, teniendo en cuenta que en este centro de trabajo salen y se incorporan miles de personas en cada turno.

Ayer, primer día del nuevo ERTE, acudieron a la planta 4.400 trabajadores (Motores no se incorpora hasta el 18 de mayo) que ensamblaron unos 500 vehículos. Una factoría a medio gas (tiene más de 7.000 empleados) para montar un tercio de lo que era la producción estable antes de la crisis. La mayoría de unidades fabricadas ayer se corresponden al nuevo Kuga, que estaba completando la fase de lanzamiento cuando llegó la pandemia, y al que ahora se encomienda la factoría. Pasarán semanas hasta llegar progresivamente a los niveles de producción previos.

En el primer día de adaptación al nuevo protocolo se vivieron colas para la entrada en los turnos de mañana y tarde, especialmente en los accesos de montaje, por donde más personal entra a la factoría.

Las nuevas rutinas para los trabajadores, que tienen que acudir a Almussafes con la ropa de trabajo, incluyen toma de temperatura en la entrada con unos arcos de control; mascarilla y comprobación de que se ha superado el test de autoevaluación que cada día tienen que completar, respondiendo a si han tenido más de 37,5 grados o si conviven o no con enfermos.

Ya en la planta, charlas antes de empezar para conocer las nuevas dinámicas. Por ejemplo, cada empleado desinfectará las herramientas y su zona de trabajo cada día. Todos los operarios han recibido un kit con mascarillas (15 por semana), termómetro, gel hidroalcohólico, etc. Además, en las pausas se detiene el movimiento de carretillas por los pasillos para que los trabajadores puedan mantener la distancia social durante el descanso.

«Lo fundamental es tener calma y prudencia, y la plantilla ha venido muy concienciada y todos han esperado tranquilamente», señaló Faubel. El director de fabricación, Dionisio Campos, celebró también la «alta disciplina» en el seguimiento de los nuevos protocolos.

«Para nosotros lo más importante es la seguridad y la salud de los operarios, por lo que no hemos arrancado toda la producción a la vez, sino progresivamente durante las próximas semanas», destacó Campos. Lógicamente, las necesidades del mercado ahora mismo tampoco requieren una elevada producción. Se espera que el consumidor vuelva a realizar pedidos en los próximos meses.

De momento, la situación del mercado es dramática. Abril se ha saldado con la peor cifra de matriculaciones de los últimos 20 años. Nunca en la historia reciente de las ventas de vehículos en el país se había registrado una cifra tan baja de venta de turismos, motivada lógicamente por esta crisis inédita.

La recuperación, tras el verano

Los concesionarios han cerrado durante todo abril y las escasas matriculaciones responden a compromisos previos, señalaba ayer la patronal de fabricantes Anfac. La apertura en los próximos días de los concesionarios, con cita previa, permitirá registrar más entregas en mayo, si bien las ventas no comenzarán a recuperarse hasta después del verano y siempre con cifras inferiores a las de 2019, pronostican también en Ganvan y Faconauto. El sector reclama un plan de incentivo de la demanda.

En España, las matriculaciones se quedaron en 4.163 unidades, un 96,5% menos. El canal más afectado es el de particulares, con 823 entregas. Las empresas también reducen sus entregas en un 97,3%. En el acumulado del cuatrimestre, las ventas caen un 49%. En la C. Valenciana solo se matricularon durante abril 639 unidades, un 95,4% menos.