Comienza el mes de mayo y arranca también la temporada de la clòtxina valenciana. De mayo a agosto: son los meses que no tienen erre. Y este ejercicio 2020, el del coronavirus, ofrece importantes novedades en un reducido negocio empresarial que despierta el interés de compañías gallegas como Mariscos Antón Fernández, cuyo propietario, Antón Fernández Lamela, acaba de convertirse en socio único de Clochineros de València S. L., según constata la información facilitada por el Registro Mercantil.

Esta compañía valenciana, una de las líderes locales y constituida en 2016 por Emilio Barrio Falcón y Cristina López Suñer, forma parte de los negocios también en manos de los administradores de Clóchinas Emilio y Moluscos y Mariscos Pleamar, con instalaciones en Albal.

Mariscos Antón Fernández, proveedor de Mercadona, opera en los límites entre las Rías Altas y Baixas de Galicia y forma parte de una corporación vinculada con el sector del marisco y cuartel general en Muros (A Coruña).

Esta firma gallega alcanzó una cifra de negocio de 13,1 millones de euros en 2018. En la citada localidad acaba de poner en marcha un centro de elaboración y trasformación de productos del mar tras rehabilitar una antigua depuradora de moluscos abandonada en la parroquia de Abelleira. Desde esta planta, en la que ha invertido 4 millones, envía mariscos a las secciones de supermercados y ya factura 14 millones de euros anuales.

Mariscos Antón Fernández cuenta con el certificado IFS Food versión 6 con nivel alto por parte de Bureau Veritas, que exige Mercadona que posean sus proveedores. Su desembarco en estos negocios pesqueros de la Comunitat Valenciana le permitirán abrir nuevos mercados en este apreciado alimento en los diversos canales de comercialización, sobre todo en el 'Horeca' (hoteles, bares y restaurantes. La nueva fase de desescalada por la pandemia de coronavirus coincide con el comienzo de la temporada de la clòtxina valenciana.

Una temporada atípica

Clóchinas Navarro es el gran operadora del sector. Con 13 de las 22 bateas, es el integrante mayoritario de la Agrupación de Clochineros de València. Su presidente, José Luis Peiró, en declaraciones a este diario, asegura que el sector prevé este años unas 1.000 toneladas. Según la Conselleria de Agricultura, esta actividad generó 1.079,2 toneladas en ventas y la de ostras se elevó a 40,6 toneladas en 2019. La clòtxina valenciana es un bivalvo con Denominación de Origen propia que florece en las 22 bateas registradas en el Puerto de València y en el de Sagunt.

Tras los últimos temporales marítimos hay dos instalaciones hundidas. Y como su denominación de origen marca, no es ni mejillón ni musclos. Es única. Su producción es muy modesta si se compara con las 200.000 toneladas de mejillones por año que se producen en las bateas de la costa gallega. Del volumen de producción de esta temporada también dependerá de factores climatológicos ya que si el agua sube demasiado de temperatura en agosto la producción disminuirá. En esos últimos años la conselleria ha aprobado nuevas instalaciones de bateas tal como reclama el sector.

Según Peiró, como a todos los proveedores de la restauración, la paralización de la actividad ha reducido sus ventas en estos primeros días de campaña entre un 30 % y un 40 % en comparación con idéntico período de tiempo de 2019, explica el presidente de la Agrupación de Clochineros de Valencia y Sagunt. «Es un producto de calidad pero no tiene un precio muy elevado», lamenta el dirigente de esta agrupación.

«El cierre del canal 'Horeca' nos ha perjudicado gravemente aunque esperamos que se recupere pronto porque hay mucha demanda local», explica Juan Aurelio Aragonés, otra productor valenciano con batea en el recinto del Grao. En ese sentido considera que el tirón de demanda de los restaurantes no será posible este año por la previsible caída en la afluencia de turistas en las costas de la Comunitat Valenciana, principal destino de las ventas del bivalvo autóctono.