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Entrevista

Enric Nomdedéu: "Estos días Mercadona nos está demostrando que sin cerrar a las diez podemos tener la nevera llena"

"Esto que hacemos no es teletrabajo. A ver si la oportunidad se convierte en un retroceso de derechos laborales"

Enric Nomdedéu: "Estos días Mercadona nos está demostrando que sin cerrar a las diez podemos tener la nevera llena"

P Casi 400.000 trabajadores en ERTE y el paro subiendo. Supongo que ni en su peor pesadilla.

R Ha roto una tendencia clara de mejora, la ha roto de una manera brutal, con una cifras que dan dolores de cabeza. La manera de afrontarlo de forma positiva es que ya sabemos lo que hay que hacer. Si desde 2015 hemos conseguido reducir el desempleo con porcentajes interesantes, aunque no con la calidad que quisiéramos, significa que funcionaban. Ahora hay que adecuar las políticas a determinados sectores que pueden salir antes de esta economía congelada. Tenemos bien construida la metodología, que es la de la concertación social con sindicatos y patronales: ayudas a la contratación y mantenimiento de empleo en sectores con empresas en riesgo de despedir. Nos interesa casi tanto mantener el empleo como ayudar a crear nuevo.

P ¿Cómo prevé el futuro del empleo?

R La recuperación, más que en forma de V o de U, será una raíz cuadrada. De las 400.000 personas en ERTE un porcentaje elevado se van a reincorporar. Habrá una recuperación rápida en cuanto podamos abrir negocios pero no nos llevará a los niveles donde estábamos. Habrá que ver qué sectores pueden tirar de la economía y en ellos volcar nuestras políticas activas. No podemos volver a cometer el error de 2008 y decir que es mejor cualquier empleo que ningún empleo. Hay un elemento nuevo que se incorpora ahora: la renta valenciana de inclusión. No podemos seguir en un modelo de precariedad, dependiente de factores externos como una DANA... Si en Berlín hay turismo y hace frío seis meses, aquí debemos poder tenerlo todo el año aportándole más valor. Nada en contra del turismo pero no podemos apostarlo todo a un modelo precario, que dura unos meses y depende de factores que no podemos controlar.

P Pero llevamos años hablando de cambio de modelo productivo con escaso éxito.

R Economía del conocimiento y reindustrialización. ¿Qué deberíamos aprender? Que igual no es inteligente depender en casi todo del exterior. No voy a defender la autarquía pero hay cosas de primera necesidad que sería mejor hacer en casa. Cuando desde la conselleria planteábamos cuestiones como los polígonos construíamos una base física pero también mental. Todo esto solo será posible con concentración de intereses empresariales. Seguimos teniendo una economía muy micro. La transferencia de valor añadido entre empresas pequeñas es complicada, necesitamos traspasar experiencias y avances de unas empresas a otras y eso se produce con clústers.

P Muchas veces ese crecimiento solo llega de la mano de los fondos.

R Tendremos que ver qué papel que debe jugar la administración. No soy especialmente intervencionista pero no es de recibo que ahora de pronto todo el ámbito liberal haya descubierto que la mano que controla el mercado era la de Keynes y ahora vengo a buscar las ayudas. Si una empresa lo pasa mal y necesita ayudas está bien. Los ERTE son eso. Pero igual tengo que entrar como inversor como Estado. ¿Por qué decimos que el único papel que tiene que jugar el Estado es el de controlar un mercado que ya se regula? Mire, no se regula. Cuando van mal las cosas vienen a buscar a papá Estado. La colaboración público-privada deberá ser también privado-pública, en las dos direcciones. Si le tengo que ayudar a usted a rescatar su empresa, que me parece razonable, yo como sociedad tengo que tener algún beneficio después. No digo que tenga que dirigir la empresa, al contrario, ya hemos visto lo que pasó con los políticos en las cajas. Pero a lo mejor tengo que tener intereses económicos. No puedo dar un millón a fondo perdido. Cuando empiece a ganar dinero una parte me tiene que venir a mí.

PHace unos meses usted ya abrió un debate sobre el futuro del empleo. Hubo desdén de muchos empresarios pero este 'shock' parece que ha derribado barreras mentales sobre el modo de trabajar, el innecesario exceso de viajes...

R En el peor momento y en las peores condiciones hemos tenido que inventar una metodología que yo mantengo que no es teletrabajo porque le haremos un flaco servicio al teletrabajo. Nos hemos encontrado con que no podíamos salir y cada uno con su ordenador, pagando su ADSL y con el crío que corre por detrás hemos tenido que teletrabajar. Pero esto nos enseña que si en las peores condiciones podíamos resistir, en las mejores condiciones es una oportunidad. Pero eso tiene que tener un control, de horario, empezar a trabajar por objetivos. Lo que hemos descubierto es que trabajamos más horas, empezamos más temprano, acabamos más tarde. Lo hacemos con los críos por medio, con condiciones complicadas, no desconectamos el ordenador ni a la hora de comer€ Eso no es bueno. Me preocupa la salud laboral de las personas. No sé si tu silla es la adecuada. A tu empresa puedo mandar a la Inspección pero a tu casa, no. A ver si esta oportunidad se convierte en un retroceso de derechos laborales.

P ¿Tiene margen usted para regular el teletrabajo?

R Tenemos una ventaja y es que eso es materia de concertación, de mesa de negociación entre sindicatos y patronal. No tenemos ni la posibilidad ni la voluntad de decretar sino de empujar a que se plantee. Hace cinco meses parecía que estaba muy lejos, ahora está mas cerca. Las cosas deben hacerse a través del diálogo. Es lento pero tiene recorrido más largo.

PTanta controversia con su semana laboral de cuatro días y, de repente, Juan Roig la prueba.

R El modelo de gestión de personal de Mercadona ya lo estudiaba yo en la facultad porque siempre ha ido un pasito por delante. Para nosotros es un espaldarazo. No solo eso. Fuimos a ver a Consum porque su política tenía mucho que ver con la conciliación familiar. Las dos grandes cadenas, que forman parte de nuestra vida, estaban trabajando por separado en algunas cosas que decíamos que se pensasen. Con un añadido: no es solo una cuestión de carácter económico o de conciliación. Es que Mercadona nos está demostrando que sin cerrar a las diez tenemos la nevera llena si nos organizamos mínimamente. Abre el debate un poco más sobre los horarios en general: ¿seguro que la película de À Punt tiene que ser a las 22:30, que el último pase del teatro a las 9 y media? Igual no es razonable pero no lo podemos hacer de otra manera si salgo de trabajar a las ocho y tengo que ir a comprar a las 9. ¿En serio necesitamos dos o tres horas para comer? A lo mejor podríamos acompañar a los hijos a las extraescolares o dejar de apuntarles a cosas que no les interesa un pimiento.

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