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El tsunami laboral arrasa todo el territorio: apenas 50 pueblos se salvan de los ERTE

Capitales y áreas industriales como Almussafes lideran el ránking pero la destrucción de empleo llega hasta las aldeas despobladas

El tsunami laboral arrasa todo el territorio: apenas 50 pueblos se salvan de los ERTE

A veces, para entender el grado de devastación de una catástrofe, es necesario apagar la cámara vía satélite y bajar a contemplar las ruinas a ras de suelo. El shock brutal en el mercado de trabajo por el confinamiento general va más allá de las grandes ciudades y los sectores más intensivos en cuanto a empleo. Parece que no hay fibra del tejido económico valenciano ni parte del cuerpo territorial autonómico que haya escapado al impacto de esta pandemia que lo ha parado prácticamente todo.

El tsunami ha arrasado la costa y ha llegado tierra adentro hasta la València despoblada. Según la información a la que ha tenido acceso Levante-EMV, apenas 50 municipios de la C. Valenciana, los de menos peso económico y demográfico, se han librado de la lacra de los expedientes de regulación temporal de empleo. Los ERTE son una medida que permite a las empresas reducir o dejar en suspenso el contrato de sus trabajadores. En este caso, por fuerza mayor, debido a la alerta sanitaria.

50 de 542 ciudades, menos del 10%. El dato da buena cuenta de la amplitud y profundidad de la parálisis económica, que atraviesa todos los sectores y áreas geográficas. De ahí medidas de urgencia, como el acuerdo tomado este fin de semana para extender los ERTE que ahora mismo están sosteniendo la mayoría del tejido empresarial, y evitar que las empresas empiecen a destruir empleo de forma masiva.

Con los datos recopilados hasta el pasado 5 de mayo, de los más de 378.000 trabajadores que estaban afectados por esta medida de fuerza mayor, casi el 17% tienen su centro de trabajo en la capital (65.741). Por tamaño, y por el peso del sector servicios duramente golpeado por la parada, València lidera el listado. Es lógico. Lo que sorprende más es que prácticamente no hay municipio que escape. Por irrelevante que sea a efectos estadísticos.

Emperador, pequeña localidad de la comarca de l'Horta, con el término más reducido de España, tiene cuatro trabajadores en ERTE. Tampoco escapa Castell de Cabres, al norte de Castelló, la población con ayuntamiento propio menos habitada, donde una empresa se ha acogido a esta vía de supervivencia. El listado, cabe aclarar, está formado por las personas afectadas cuyo centro de trabajo está en determinado municipio sin que necesariamente los trabajadores estén empadronados en esa ciudad.

Por provincias, València suma 204.000 trabajadores afectados, el 52,7 % del total; le sigue Alicante, con casi 135.000, y finalmente Castelló, con 48.277 trabajadores en paro temporal repartidos en 7.644 empresas.

El ránking según el grado de trabajadores enviados al paro arroja sorpresas. Almussafes, por ejemplo, se cuela en la tercera posición tras València y Alicante, y adelantando a Castelló y Elx. Es una buena metáfora del impacto que la Covid-19 ha tenido en los polígonos y grandes concentraciones industriales durante los prácticamente dos meses de parada general.

El clúster del automóvil, con una gran concentración en esta localidad de la Ribera, es uno de los grandes motores de empleo, con empresas de gran tamaño más allá de Ford (7.000 trabajadores). En consecuencia, el impacto ha sido brutal. Las 154 empresas afectadas por ERTE radicadas en Almussafes suman un total de 23.155 afectados. Solo un dato que informa de la trascendencia industrial de este municipio: los trabajadores en paro temporal triplican la población de Almussafes.

Al igual que Almussafes, otras grandes ciudades industriales de la autonomía, como Elx (15.364 afectados), Paterna (8.452), Sagunt (4.401) o Riba-roja, con casi 4.000, aparecen en las primeras posiciones.

En muchos casos el ránking permite identificar la existencia de grandes clústers industriales que ejercen de locomotora en sus comarcas. La industria valenciana disfruta de varios fenómenos de elevada concentración sectorial. En el ránking provincial de Castelló, por ejemplo, Vila-real, Onda, l'Alcora o Nules, es decir, municipios que acogen una parte importantísima del sector azulejero español y su industria auxiliar, aparecen en las primeras posiciones. Incluso el pequeño municipio de Sant Joan de Moró, volcado en la actividad cerámica, aparece entre los que más trabajadores en ERTE tiene, más que ciudades con playa como Oropesa o Peñíscola.

El turismo, pleno de ERTEs

La industria turística, precisamente, se ha visto fuertemente castigada por una virus que también ha cerrado fronteras, cortado las alas a los aviones y, se teme, contagiado la desconfianza en los viajeros. La actividad ligada al ocio, la hostelería y por supuesto establecimiento hoteleros ha echado el cerrojo por efecto del confinamiento general. Como correlación a esto, las principales ciudades costeras tienen también presencia en la lista.

Miles de trabajadores que tienen su puesto en estos municipios engrosan la lista de parados temporales. Un informe de BBVA Research hecho público esta semana señala que la dependencia de la economía regional tanto del sector turístico como de otras actividades ligadas al ocio va a retrasar la recuperación valenciana.

En este sentido, Benidorm se cuela como la sexta ciudad de la autonomía que acoge a más trabajadores afectados por ERTE: 12.173 en 1.675 empresas radicadas allí. Gandia, Dénia o Vinaròs figuran también entre las más afectadas.

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