Las largas semanas de confinamiento han modificado a la fuerza los hábitos de consumo de los ciudadanos. Con bares y restaurantes cerrados y mucho tiempo que llenar encerrados en el hogar, los valencianos han acaparado productos como cerveza, snacks, vino o artículos para hacer repostería. No faltan las advertencias en relación al sobrepeso. Sin embargo, de todo esto qué quedará cuando pase la pandemia. Los productos saludables y los de higiene personal o la reducción en el consumo de carne son algunas de las tendencias que se consolidarán en los tiempos post Covid-19, según se puso de manifiesto ayer en una mesa redonda virtual organizada por el instituto tecnológico Ainia. Sus participantes convinieron en que el precio, los productos económicos, también se impondrán, especialmente porque tras la pandemia va a llegar una crisis económica de dimensión desconocida.

El director de Calidad de Mercadona, Luis Pla, considera que el consumo de productos saludables -citó los frutos secos y la quinoa, entre otros muchos- y probióticos se va a mantener porque va a haber una mayor preocupación por la salud, lo que implica elevar el consumo de frutas y verduras y de complementos alimenticios como la vitamina C. A ello habrá que añadir un mayor consumo de productos de higiene personal. Por contra, decrecerán, en su opinión, las ventas de aperitivos, alcohol y refrescos, que volverán al canal Horeca (hoteles y restaurantes) y el consumo de carne, que ha aumentado en estos días cerca del 15 %.

Compra compulsiva

Manuel García, director de Marketing de Consum, considera que más que a un cambio de tendencias vamos a asistir a una aceleración de las que ya venían manifestándose en los últimos tiempos y que coinciden con lo expresado por Pla. A lo dicho por este, añadió que el consumidor exigirá una mayor transparencia en los productos, que habrá menos compra compulsiva y que se tenderá a los artículos básicos por la crisis económica. El «precio va a ser fundamental», opina Carlos Cocheteux, Country IKEA Food Manager, por la reducción de la renta, aunque precisó que vivimos la incertidumbre de no saber en estos momentos cuál va a ser la evolución de la pandemia y cómo acabará la recesión. Pese a todo, considera que va a cambiar también la frecuencia de compra, es decir más cantidades en menos visitas al supermercado, sin caer en la histeria de los primeros días del estado de alarma, cuando parecía que la comida se iba a acabar.

El ejecutivo de Consum considera que uno de los efectos de esta crisis es que crezca la tendencia a consumir en el hogar en detrimento de la restauración, aunque precisó «que depende de la evolución del canal Horeca». En este sentido, Cocheteux apuntó que esta crisis «nos ha hecho conscientes del valor del hogar. Con el teletrabajo hemos elevado mucho las ventas de mesas y sillas. Y también las de electrodomésticos y utensilios para cocinar, incluidos hornos y placas de inducción».

Pese a todo, los tres intervinientes coincidieron en que se va a producir un repunte, con la vuelta a la actividad laboral de tantas personas, de los productos listos para llevar, «sobre todo en fin desemana», según García. Desde Mercadona, Luis Pla, insistió en que «lo lógico es que vuelva el canal Horeca, porque el consumo en el hogar es diferente al de los restaurantes», aseguró que van a regresar las ventas de alimentos para oficinas, como los sandwich, y avanzó que la cadena presidida por Juan Roig se propone innovar en los platos preparados.

Otra tendencia en la que coinciden los ponentes es en el crecimiento que van a experimentar las marcas de la distribución, es decir, las llamadas marcas blancas. El precio es un valor importante, casi crucial. Desde la división alimentaria de IKEA afirman que apuestan por los productos económicos, mientras que Consum dicen que tienen en marcha un plan de desarrollo de la marca propia, aunque no van a renunciar a la de los proveedores, que es uno de sus signos distintivos, aunque creen que estos últimos «deben mantener precios competitivos».

Otra cuestión fundamental es el medio ambiente y, en concreto, el uso de envases de plásticos, que ha crecido durante la pandemia por la necesidad de proteger a la ciudadanía. Manuel García, de Consum, afirma que la cooperativa valenciana, tras la «pausa» de estas semanas, «ya hemos vuelto a arrancar el proyecto para minimizar envases». En IKEA, lo mismo. Y en Mercadona, Luis Pla reafirma la apuesta por la supresión del plástico, pero añade también que es un producto necesario: «Sin él no tendríamos los equipos de protección sanitaria. Hay que reducirlo. Y reciclar».

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