Ningún país del mundo ha alcanzado la igualdad de género. A pesar de los importantes avances, el camino que falta por recorrer es largo. Y es, además, de máxima prioridad porque de ello depende el logro de otros hitos de la Agenda 2030. "La igualdad entre géneros no es solo un derecho humano fundamental, sino la base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible", clama la ONU en la declaración de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

"Las mujeres y las niñas continúan viéndose más afectadas por discriminaciones estructurales que impiden el ejercicio de sus derechos y capacidades a lo largo de todo su ciclo vital, obstaculizando su salida del círculo de pobreza y exclusión social", afirma Miriam Ciscar, jefa del departamento de cooperación sectorial y de género de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

Ciscar repasa una larga lista de asignaturas pendientes, encabezada por la erradicación de todas las formas de violencia de género, entre ellas, el matrimonio infantil, el tráfico de mujeres y niñas para su explotación sexual y la mutilación genital femenina. Aunque señala que se están dando grandes pasos, como la penalización de la ablación en países como Sudán, donde la ha sufrido el 86% de sus mujeres.

Promover los derechos y la salud sexual y reproductiva, acabar con el miedo en la calle y lograr entornos pacíficos y seguros y trabajar de forma más decidida en contextos de crisis humanitaria desde una perspectiva de género, son otros de los aspectos en los que queda mucho por hacer. "Las crisis se ceban con las mujeres y niñas y exacerban las brechas de género como estamos comprobando con la actual crisis de la covid-19", recuerda Miriam Ciscar. Y a pesar de que se han alcanzado importantes avances, en los cuatro puntos cardinales hay que seguir trabajando para mejorar la participación igualitaria en todos los ámbitos (política, economía, ciencia, cultura...) y para alcanzar la corresponsabilidad y la conciliación de la vida laboral, personal y familiar, que pasa por buscar un equilibrio justo en el que se involucren mujeres, hombres, empresas, administraciones...

Cooperación en femenino

La AECID ha convertido la promoción de los derechos de las mujeres en una de sus prioridades estratégicas, y los proyectos emprendidos en este sentido alrededor del mundo, en una de sus señas de identidad. Junto a ONU Mujeres AECID está ejecutando Iniciativa Global de Ciudades Seguras, el primer programa global que desarrolla herramientas y políticas integrales para la prevención y respuesta al acoso sexual y otras formas de violencia contra mujeres y niñas en espacios públicos, en lugares como Haití, Colombia, Manila, El Cairo, Marraquech, Ciudad de México, entre otros muchos. Codo con codo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP) lleva a cabo el Programa Global de aseguramiento de insumos de salud sexual y reproductiva, que se desarrolla en 46 países con bajo nivel de ingresos, alta mortalidad materna y bajo uso de anticonceptivos incluye las necesidades especiales de mujeres con discapacidad.

También con el FNUAP se trabaja en programas de lucha contra la violencia de género en contextos humanitarios... Igualmente, de manera bilateral se trabaja en Bolivia para implementar la nueva política por una Vida Digna para las Mujeres; en Colombia para la erradicación de la violencia contra las mujeres en un contexto de postconflicto; y en Ecuador, Perú, Guatemala y otros países para combatir los estereotipos de género, el sexismo y la violencia, así como en el fortalecimiento del empoderamiento político de las mujeres.

Optimismo pese a todo

El empoderamiento económico es otra de las claves. Y, en este sentido, destaca la labor de la AECID en África Subsahariana a través de iniciativas como el Fondo España NEPAD para el empoderamiento de las mujeres africanas, cuyo objetivo ha sido mejorar la vida de las mujeres y facilitar su acceso al mercado laboral. Se han financiado proyectos en sectores como el desarrollo rural, el desarrollo cooperativo y la creación de un entorno propicio para las emprendedoras (acceso a formación y fuentes de financiación, etcétera).

Ante la larga lista de tareas pendientes, ¿es posible ser optimistas? Miriam Ciscar lo es. "Asimismo soy consciente del camino que hay que recorrer para lograr los objetivos, y de las dificultades agravadas por la crisis de la covid-19. Pero confío en que el movimiento feminista en todas las regiones se apropie de la Agenda 2030, la impulse y la mejore y que su impulso, junto con el de muchos otros actores, haga que no se deje a nadie atrás".