La crisis del coronavirus ha sido una conmoción para todos, ajenos cada uno de nosotros a una vivencia parecida. Tras tres meses largos de confinamiento y progresiva salida a la luz, las calles y las playas vuelven a tener vida, pero el susto no se ha pasado, porque el virus sigue al acecho, dando zarpazos donde puede, y hasta que haya una medicación adecuada o una vacuna, la vida no volverá a ser como antes. Las empresas han sufrido -y siguen sufriendo- los embates de este acontecimiento único en la historia. Han tenido que afrontar despidos temporales, rupturas de la cadena de valor, la necesidad de proteger a clientes y empleados, también de lograr suministros y, en suma, tratar de hacer viables sus negocios en tiempos de absoluta incertidumbre. Ahora que parece que salimos de la cueva, sin embargo, no hay que bajar la guardia. La seguridad y la confianza se han convertido en el nuevo vector de las empresas y así seguirá siendo en el futuro.

Es lo que exponen, todavía con el susto en el cuerpo por lo vivido hace solo unas pocas semanas, los directivos de empresas como Porcelanosa, Grupo Gimeno, Vicky Foods, Vithas y KPMG que el lunes pasado participaron por videoconferencia en un encuentro telemático organizado por el diario Levante-EMV en colaboración con KPMG sobre «Retos y oportunidades ante la nueva realidad» generada por la Covid-19. Antes que nada, los asistentes pusieron en valor las lecciones que han aprendido de esta crisis todavía en curso. El socio responsable de KPMG en la Comunitat Valenciana, Bernardo Vargas, destacó en primer lugar «la importancia de generar confianza» en un contexto de grandes temores ante un posible contagio y puso énfasis en la necesidad de «confiar en la empresa y su proyecto. No hay que parar ante la nueva normalidad» y remarcó que «la gestión de tesorería ha sido clave en la pandemia» para la supervivencia de tantas empresas.

Adaptarse

José Luis Vilar, director general de Grupo Gimeno, confesó que en un primer momento las empresas tuvieron que valorar cómo adaptarse al nuevo entorno, sobre todo aquellas «que trabajamos para las personas». Sin embargo, en su opinión, «lo más importante ha sido contar con nuestros empleados y con poder protegerlos a ellos y a nuestros clientes». Gracias a la tecnología, «que ha dado un salto cualitativo muy grande», una parte considerable de la plantilla del grupo -800 personas- ha teletrabajado. Además, la crisis «ha puesto en valor trabajos vitales de servicios urbanos, como la gestión del agua o la recogida de residuos y la limpieza viaria, que han sido imprescindibles en estos días, pero también la gestión de sectores esenciales, como la limpieza de hospitales, el cuidado del medio ambiente o la logística portuaria en general».

José María Segarra Soriano, International Strategies & Operations de Grupo Porcelanosa, considera que la crisis del coronavirus, pese al daño enorme que ha causado en la economía, ha tenido, como todo período turbulento en la economía, algunos factores positivos: «Nos ha venido bien para evitar los escenarios monolíticos. La crisis nos ha removido bastante la silla». Por ejemplo, a la hora de ampliar los canales de distribución. El grupo cerámico tiene en el Reino Unido uno de sus principales mercados. «Hace dos años ya empezamos allí con el ecommerce y ahora nos ha ido muy bien», explica. Y es que la venta on line ha sido una de las tendencias que se han consolidado en esta recesión. Segarra cree que esta crisis también ha permitido a los empresarios tener más tiempo para pensar que la de 2008, entre otros motivos por el cierre de fábricas. «Hemos visto que el 80 % de la plantilla puede teletrabajar y hemos obtenido otra lectura básica y es que hay que tener más de una salida de mercado», es decir diversificar los canales de distribución. El directivo apunta otro cambio sustancial: la necesidad de establecer medidas sanitarias en las instalaciones de producción para proteger a empleados y, a la postre, a proveedores y clientes.

El CEO de Vicky Foods -la antigua Dulcesol-, Rafael Juan, contó que en la semana previa a la declaración del estado de alarma el 13 de marzo la firma alimentaria ya percibió que la demanda de algunos productos se duplicaba: «Diez días antes ya habíamos notado que la situación podía cambiar y creamos un comité de crisis previendo la seguridad de los empleados y del suministro al cliente. Empezamos a tomar entonces medidas como el distanciamiento del personal, la higiene o las mascarillas. Había empleados que decían que estaban más seguros en la fábrica que en sus casas». Juan no tiene dudas en afirmar que «la seguridad genera confianza», sobre todo en un momento en que «estuvimos a punto del caos en algunas zonas del país» por el «desabastecimiento en lineales» debido a la avalancha de compras. El empresario destacó otro concepto que sobresale en esta crisis: la solidaridad. Los trabajadores y habitantes de la Safor que se brindaron a fabricar mascarillas en los peores momentos o la colaboración con ONGs en la entrega de alimentos. Además, expresó su agradecimiento a «nuestros proveedores» por haber facilitado el suministro de materias primas que permitieron mantener la producción de unas fábricas donde el stock es de un día.

El director territorial de Vithas en la zona mediterránea, Joaquín Montenegro, ponderó por encima de cualquier otra cuestión, además de la recuperación de enfermos «que daba sentido a nuestro trabajo», el hecho de que «hemos conseguido una única sanidad sin apellidos», sin importar si era privada, como Vithas, o pública, y recordó una frase muy futbolera: «Ningún jugador es tan bueno como todos juntos». Tras alabar la capacidad de «flexibilidad» sanitaria, con cambio de los protocolos diarios que obligaron a habilitar quirófanos como UCI, abogó por «recuperar la economía, pero también la confianza», en su caso para que los pacientes acudan de nuevo a los hospitales a tratarse enfermedades no relacionadas con la Covid 19 y que muchos han descuidado por el miedo a contagiarse en un centro sanitario.

Hacia la nueva normalidad

De cara a la nueva normalidad, Bernardo Vargas mostró el compromiso de KPMG en impulsar el dinamismo y transparencia empresarial, que es clave para generar la confianza que mueve la economía. También esbozó algunas claves de futuro, como garantizar la cadena de suministros, optimizar la relación con los proveedores y alinear las compras con la financiación.

José Luis Vilar explicó que, «para generar confianza, lo primero que hicimos fue aumentar mucho la comunicación con los empleados para implicarlos a ellos y a sus familias, que supieran que estaban protegidos incluso los que hacen limpieza en hospitales. Hicimos formación». Pero no solo eso, porque Grupo Gimeno puso a disposición de las autoridades hoteles para ser medicalizados, « hicimos extensible los menús escolares a familias en riesgo de exclusión social e incluso muestreamos trazas del virus en las aguas residuales y desarrollamos una herramienta de inteligencia artificial para predecir rebrotes ».

En Grupo Porcelanosa, una de las políticas fundamentales, según José María Segarra, ha sido «explicar lo que hacemos en fábrica a los clientes, cómo hemos superado los obstáculos en esta situación, y ello nos ha permitido que mantengan su confianza en nosotros. De hecho, nuestras tiendas en Europa ya están abiertas». El directivo cree que, de ahora en adelante, toca revisar la relación con los proveedores, que «no ha fallado, pero hubiera podido».

Para el CEO de Vicky Foods, «la seguridad es clave para nosotros, porque producimos muchos alimentos todos los días y necesitamos seguridad de cara a los clientes y los trabajadores. Era y es básica la distribución de nuestros productos sin problemas de contagio. En los dos primeros meses, hubo personas que trabajaron todos los días por la alta demanda. Además, esa seguridad también nos ha facilitado el incremento en las exportaciones que hemos tenido». Con la vista puesta también en la sostenibilidad medioambiental, Rafael Juan considera que hay que poner en valor los envases: «Parecía que había que suprimir el plástico pero ahora hemos visto que es fundamental para proteger los alimentos».

Para Joaquín Montenegro, «la confianza se consigue hablando. No hay otra forma de lograrla que mediante la comunicación, que es lo que hemos hecho nosotros con nuestros principales clientes, que son las aseguradoras».

Los canales de venta

La pandemia, como ha quedado dicho, ha reforzado la tendencia al uso de internet como vía comercial. Vilar apuesta por la omnicanalidad. En su opinión, «volver al contacto físico con los clientes y trabajadores» ha sido positivo, pero «no queremos olvidarnos del mundo digital». Segarra asegura que en el sector de la cerámica, donde la clientela quiere ver in situ y tocar los productos «es complicado, pero hay un público joven que sí se está adaptando», como han comprobado en Reino Unido. El directivo de Porcelanosa augura una caída de las tiendas como canal, aunque matiza que en su grupo «seguimos apostando por el retail». También prevé que las videoconferencias serán usuales con clientes o proveedores.

Rafael Juan, de cara al futuro postCovid, pone énfasis en el carácter fundamental de la internacionalización. En su caso, las ventas a los mercados europeos «han sido muy importantes», a diferencia del Magreb, donde la coincidencia con el Ramadán ha sido negativa para el negocio. El ejecutivo de Vicky Foods considera a este respecto que la confianza necesaria a las empresas para salir al exterior requiere también de «estabilidad legislativa», dado que, en caso contrario, «la incertidumbre desincentiva la inversión».

Por último, Joaquín Montenegro contó cómo en Vithas han puesto en marcha una plataforma para comunicarse con sus clientes que les evita desplazamientos innecesarios al hospital o disminuye el tiempo de atención.