En paralelo al interés que pueda despertar el proyecto en las empresas, la administración sigue dando pasos para tratar de hacerlo más atractivo, pese a la incertidumbre que deja el escenario post-pandemia. El Ayuntamiento de Almussafes, por ejemplo, está acelerando la revisión del plan general para adaptar su suelo disponible a nuevos proyectos. Fuentes municipales cifran en aproximadamente 700.000 los metros disponibles: de ellos medio millón en el parque de proveedores Juan Carlos I y algo menos de 200.000 en el polígono norte, frente a la factoría de Ford.
En el entorno del ayuntamiento reconocen haber recibido algunas llamadas de operadores industriales y financieros interesados en esta posibilidad de acoger una gigafactoría, aunque guardan discreción respecto al nombre de los interesados.
En paralelo, la Dirección General de Industria está a punto de adjudicar un contrato a una consultora para realizar «un estudio de análisis de oportunidad del almacenamiento energético en la Comunitat Valenciana». El objetivo es conocer el posicionamiento de la autonomía y establecer una hoja de ruta, el plan de negocio para lanzar el proyecto.
«En la Comunitat Valenciana debemos aprovechar esta oportunidad para sumarnos a la iniciativa europea y unir a los diferentes actores involucrados en la cadena de valor de las baterías: industria, institutos tecnológicos y universidades para desarrollar un sector estratégico, como es el del almacenamiento energético, clave no solo con el enfoque industrial descrito sino también para alcanzar los objetivos de la Transición Energética con los que está firmemente comprometida», justifica el pliego del contrato, que ha salido a licitación por un importe de 64.000 euros.
