Los hogares recibieron en 2019 financiación bancaria neta positiva por segundo año consecutivo en niveles similares a los de 2018 (0,2% de su renta bruta) debido al aumento de los créditos destinados a consumo y otros fines, en paralelo a un aumento de la riqueza financiera bruta y de la tasa de ahorro, hasta su nivel más alto desde 2013, y un descenso de la ratio de deuda de dos puntos porcentuales, hasta el 57 % del PIB.

Así se desprende del artículo analítico 'Evolución de los flujos y los balances financieros de los hogares y las empresas no financieras en 2019', publicado por el organismo supervisor, a partir de información de las cuentas financieras de la economía, que señala que la evolución estuvo condicionada por una continuación de la etapa expansiva, con un crecimiento del PIB del 3,1 % en 2019, y de unas condiciones financieras «muy holgadas».

El estudio destaca que la situación patrimonial de los hogares y las sociedades no financieras volvió a fortalecerse en 2019. En concreto, la ratio de la deuda de los hogares se situó en el 91% de la RBD, 4 puntos porcentuales menos respecto a 2018. En términos de PIB, equivale al 57% del PIB, 2 puntos porcentuales por debajo del nivel de 2018 y 29 puntos porcentuales inferior al valor máximo de 2010.

Mientras, la riqueza financiera bruta de los hogares experimentó en 2019 un aumento del 6,1%, como consecuencia fundamentalmente de la adquisición de nuevos activos y sobre todo por el ascenso del valor de su cartera financiera, en línea con la revalorización de los índices bursátiles y de los valores de renta fija. En términos de la RBD, el patrimonio financiero bruto de las familias se situó en el 309%, 7 puntos porcentuales por encima de un año antes, el nivel más elevado desde 2017.