En año y medio la Guardia Civil ha llevado a cabo 55 operaciones contra la trata con fines de explotación laboral, ha detenido a 119 personas y ha liberado a 344 víctimas que, en su mayoría, trabajaban de sol a sol, vivían en condiciones infrahumanas y eran controladas por redes que se quedaban con la casi totalidad de su salario.

Una de ellas fue, en febrero de este año, la operación Bravo, en la que el grupo de la UCO desarticuló una organización, liderada por un matrimonio rumano, que habría captado y trasladado a España en los últimos años a más de mil personas para explotarlas y lucrarse del trabajo de estas. La Guardia Civil consiguió liberar a 61 víctimas y volvió a constatar las condiciones infrahumanas en las que vivían mientras trabajaban en la campaña de los cítricos en Valencia, Castelló y Lleida. Hasta 25 personas convivían en tres habitaciones y una cocina común.

Aunque las cifras de esta trata en España son menos abultadas que las de explotación sexual, las fuerzas de seguridad no bajan la guardia para poner freno a una actividad que somete a decenas de trabajadores a una situación casi de semiesclavitud. Según los datos a los que ha tenido acceso Efe, el pasado año la Guardia Civil llevó a cabo 1.602 inspecciones en su lucha contra la trata e informó a 9.019 víctimas potenciales, de las que 4.530 eran personas explotadas laboralmente.

En total, en 2019 se llevaron a cabo 43 operaciones contra la trata laboral, con 100 detenidos y 282 personas liberadas. Mientras, en lo que va de año y solo en trata laboral se han realizado 298 inspecciones, informado a 1.035 potenciales víctimas y ejecutado 12 investigaciones, con 19 arrestados y 62 personas liberadas. Son víctimas captadas por las redes para trabajar de temporeros y lo más habitual es que sea a través de organizaciones delictivas de rumanos.