Estaba claro que iba a ser un verano atípico y las estadísticas no dejan de confirmarlo. En realidad, ya puede hablarse incluso de un verano a dos velocidades. Si los datos de viajeros y pernoctaciones en establecimientos hoteleros durante el mes de julio ya anticiparon el varapalo para los destinos urbanos y vacacionales de sol y playa, en el turismo de interior el sector empresarial vive una situación algo más desahogada.

Según los datos hecho públicos ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los alojamientos rurales de la C. Valenciana recibieron en el primer mes del verano a 14.947 viajeros. La caída respecto a las cifras del año anterior es notable, un 23% menos de afluencia. También desciende un 32% el número de pernoctaciones en este tipo de instalaciones de interior. Pero las cifras brillan si se comparan, por ejemplo, con la ocupación hotelera, que se hundió un 69% en número de pernoctaciones, con un 56% menos de viajeros.

Otro establecimiento extrahotelero, el cámping, también ha resistido mucho mejor el inicio de este verano extraordinario, en que el viajero ha evitado las zonas más congestionadas. Así, en el cámping la caída de visitantes es de 'solo' el 31%, y las noches contratadas descienden un 36,8%.

Hay otros factores, más allá de la psicología del consumidor, que pueden ayudar a comprender este comportamiento dispar. Si destinos como Benidorm o València tienen en el público internacional su mayor afluente de clientes, el turismo de interior es esencialmente mercado nacional. Y este sí que ha mantenido el pulso, o al menos con mucho mayor intensidad que el extranjero, afectado por la incertidumbre, las restricciones o las recomendaciones de sus gobiernos para no volar a España.

En el caso del alojamiento rural, por ejemplo, el visitante español (o valenciano), que llega por carretera, representaba en 2019 el 87% del total. Este año su cuota ha subido más aún por la retracción del mercado exterior, hasta el 95%. En el conjunto del país, de hecho, la ocupación en turismo rural ha crecido un 3% respecto al año pasado, lo que da buena cuenta del cambio de tendencia este verano, con un incremento de las pernoctaciones de los residentes en España en estos espacios de un 18,7%.

«No notamos el cierre de fronteras», apunta Joana Rubio, portavoz de Temps d'Interior, asociación que agrupa a hoteles, restaurantes y empresas de actividades del interior de la C. Valenciana. La preeminencia del público nacional e incluso valenciano ha sido definitiva para 'salvar' la temporada, reconocen.

«No han pinchado porque el cliente principal es de aquí en un 85%. Teníamos un escenario a principio de temporada y se está cumpliendo. La gente iba buscando más estancias en el interior, aunque las reservas están siendo casi siempre de última hora», apunta Rubio.

De alguna forma, parece haberse impuesto, al menos en lo que respecta a la elección de destinos para verano, el relato del interior como covid free. «Nuestros asociados se ubican en pueblos pequeños, en mitad de la naturaleza, y eso permite respetar distancias y respirar aire puro», señala Rubio.

En este sentido, cabe destacar que los alojamientos de alquiler de casa completa y con piscina son los que están disfrutando de una ocupación del 100%. A falta de conocer los datos definitivos, en el mes de agosto se confía en haber alcanzado una ocupación de en torno a un 60% entre sus asociados.

Líder en apartamentos

Por otro lado, en julio también se produce otro hecho reseñable dentro de los alojamientos extrahoteleros. La Comunitat Valenciana se mantuvo como uno de los principales destinos de pernoctaciones en apartamentos turísticos, junto con Andalucía y Canarias, aunque la tasa anual descendió un 59,1%.

Por zonas turísticas, la Costa Blanca es el destino preferido, con 344.423 pernoctaciones y una ocupación del 19,4 % de los apartamentos ofertados, y Benidorm sigue siendo uno de los puntos turísticos con mayor demanda, también de campings.