El president de la Generalitat, Ximo Puig, se mostró ayer «confiado» de que la sede social resultante de la posible fusión entre CaixaBank y Bankia sea València, una decisión que tildó de «fundamental». Puig defendió que «es el espacio adecuado», de «estabilidad» y que sería un «aval importante para la Comunitat Valenciana».

Ximo Puig insistió en que tiene confianza en que la entidad resultante de la posible fusión entre CaixaBank y Bankia «opte por València», un espacio «amable» a la inversión, «con estabilidad» y que «favorece la toma de decisiones».

Preguntado por la posible eliminación de algunas oficinas de las dos entidades, señaló que las empresas tendrán que abordar la reforma «con la menor pérdida de puestos de trabajo posible». «Se trata de hacerlo de la mejor forma en defensa de los intereses de los clientes valencianos y de los trabajadores».

Antes de conocer los detalles, los sindicatos ya exigen que la operación tenga el mínimo coste posible en términos de empleo y se salde con prejubilaciones y bajas incentivadas, en tanto que los consumidores protestan porque consideran que la excesiva concentración de entidades elevaría los precios y repercutiría también en la atención al cliente.

Como confía Ximo Puig, los expertos esperan que la sede social del banco fusionado se mantendrá en València, aunque se trabaje con grandes equipos desde Barcelona y Madrid, desde donde gestionan la operativa ambas entidades financieras.

Mientras llegan más noticias, tanto los propios implicados como sus principales competidores optan por la prudencia y prefieren callar, aunque fuentes del sector consultadas admiten que hace tiempo que se esperaba el comienzo de una nueva etapa de consolidación, como piden los supervisores y la «racionalidad financiera».

Y parece ser que pronto se sabrán los detalles, según las fuentes, que apuntan a que las negociaciones «no se eternizarán» y que el acuerdo para la integración podría cerrarse próximamente, «en días o semanas».

La fusión también es vista con buenos ojos por la mayoría del Gobierno, que incluso la habría alentado, aunque no es el caso de Unidas Podemos, que la considera «preocupante» e insiste en que el tejido productivo español requiere de una banca pública en la que Bankia puede ser el «embrión».

Desde otro punto de vista, el PP considera que si la operación sale adelante sería «una noticia positiva» para la economía española, en palabras de la vicesecretaria de Sectorial de este partido, Elvira Rodríguez, quien pidió que todo se haga con «transparencia». Además, reclamó protección para los clientes y trabajadores de las dos entidades.