Los consejos de administración de CaixaBank y de Bankia se reunirán por separado hoy con el objetivo de aprobar la fusión, la mayor del secrtor bancario en dos décadas, según fuentes próximas a la negociación. La reunión mantenida el martes por el presidente de la Fundació y Criteria, Isidre Fainé; y la vicepresidenta tercera y ministra de Economía, Nadia Calviño, que respresentan a los dos principales accionistas de cada una de las entidades, aceleró un proceso que se había encallado, según las mismas fuentes. El escollo del precio para el intercambio de acciones (ecuación de canje) se ha superado tras encontrarse una fórmula que satisface en principio a los dos protagonistas del proceso, la Fundació Bancària La Caixa, el principal accionista de CaixaBank a través de Criteria; y el Estado, a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Los consejos, que se celebrarán de forma telemática esta tarde, deben aprobar dos de los aspectos que han resultado más espinosos: la ecuación de canje, después de que los títulos de Bankia se hayan revalorizado tres veces más que los de CaixaBank tras anunciarse la fusión; y la gobernanza. Respecto a esta última cuestión, está previsto que el consejo de administración del grupo resultante tenga 15 miembros (actualmente el de CaixaBank tiene 15 y el de Bankia, 13). Del total, 10 serán independientes, con lo que, como sucede en Bankia, se cumplen las recomendaciones de buen gobierno de que la mayoría de los miembros sean ajenos a la entidad. En representación de los principales accionistas del nuevo banco habrá tres consejeros más, en este caso dominicales, de los cuales uno defenderá directamente los intereses del Estado y otros dos, los de la Fundación la Caixa, a través de CriteriaCaixa. El resto del consejo lo formarán los dos consejeros ejecutivos: el actual presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, y el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, que pasarán a ocupar los mismos cargos en el nuevo grupo financiero, cuya sede social estaría en València, donde tienen ahora su domicilio los dos bancos. A pesar de que la fusión se da por hecha, desde fuente financieras advierten de que habrá que esperar el resultado de los consejos de administración. Especialmente, del de Bankia, que suele ser menos unánime que el de CaixaBank, según fuentes del sector financiero. Al ser reuniones que se celebrarán a las cinco, algunas fuentes recurren al símil taurino para recordar que «todo es toro hasta el rabo». Una vez que los respectivos consejos de administración ratifiquen los términos de la operación, la propuesta deberá ser revisada por la comisión rectora del FROB. Este organismo tiene un acuerdo de gestión con Bankia que establece la obligatoriedad de informarle con 24 horas de antelación de todas las «operaciones relevantes» antes de que estas se acuerden en el consejo de administración, según fuentes financieras. La comisión rectora del FROB analizará el acuerdo, para lo que ha contratado los servicios de Nomura.

El objetivo es formarse una opinión de cara al voto en la junta de accionistas que debe ratificar el proceso de integración a finales del mes que viene, según fuentes financieras. La entidad pública controla la mayoría del capital de Bankia, con el 61,8%. Si los consejos de las dos entidades aprueban hoy la absorción de Bankia por CaixaBank y resuelven, por tanto, las discrepancias de los últimos días, los grandes caballos de batalla serán a partir de ahora la integración del equipo de la primera en los modos de gestión de la segunda - es decir, la batalla por las diferentes culturas financieras- y el largo proceso para la reducción de oficinas y empleados. Respecto a estos últimos, los datos que han trascendido hasta ahora son que la nueva CaixaBank prescindirá de entre 7.000 y 8.000 empleados.

El proceso no será fácil pese a que la banca siempre ha tratado de tomar estas medidas traumáticas de forma consensuada y con generosas condiciones, pero esta vez se encuentra con la pretensión del Gobierno de penalizar las jubilaciones anticipadas. En este tipo de ajustes, los bancos suelen reducir personal mediante prejubilaciones a empleados de entre 54 y 55 años y bajas incentivadas. Bankia en 2018 y CaixaBank en 2020 llevaron a cabo despidos colectivos bajo las citadas premisas, con lo que el número de empleados con edades potenciales para entrar en un nuevo proceso ha disminuido. Con 54 años o más, son 4.600, de los que 3.000 corresponden a Bankia. De ese total, 500 están en la Comunitat Valenciana, según datos de los sindicatos citados ayer por ´Cinco días´. El secretario general de la federación de servicios de CC OO-PV, José Miguel Mandingorra, aseguró a este diario que si el ajuste se prolonga tres años, como es habitual en el sector, la edad de salida podría bajar a quienes ahora tienen unos 51 años. Los trabajadores que están entre 50 y 53 años alcanzan la cifra de 1.600. Por otro lado, hay que tener en cuenta que las dos entidades suman a unos 5.300 empleados en sus servicios centrales de Madrid (Bankia, con 2.300) y Barcelona (CaixaBank) y que esa cifra se irá reduciendo conforme se integren esos departamentos donde se encuentra el cerebro de ambas organizaciones.