Como se esperaba, los consejos de administración de CaixaBank y Bankia aprobaron ayer la fusión de las dos bancos por medio de un operación de canje de acciones que implica la absorción de la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri por CaixaBank. Culmina así la integración más rápida que se ha producido en el sector financiero español. Desde que el pasado 24 de agosto los consejos de las dos entidades facultaran a sus directivos a iniciar las conversaciones, no ha pasado ni un mes hasta que los administradores han dado su aprobación a ese proceso, una vez realizado el análisis contable de la operación, en el que no se han producido discrepancias que pusieran en peligro el acuerdo, más allá del tira y afloja final por el precio definitivo. «No han habido diferencias insalvables, pero hasta el último momento se ha estado negociando por una diferencia no mayor», comentaron fuentes financieras. El precio de la transacción se dará a conocer hoy en una rueda de prensa conjunta de las dos entidades en València, donde el nuevo banco tendrá su sede oficial -como ya ocurre con las dos entidades que se integran-. Pero no distará demasiado de las estimaciones realizadas por diferentes sociedades de bolsa en las que se apuntan que la ecuación de canje puede ser 15 acciones de Bankia por cada 10 de CaixaBank, lo que supone valorar la sociedad absorbida a 1,5 euros por título, aproximadamente. Este vendría a ser el resultado del pago de una prima de emisión del 15% con arreglo al valor de las acciones de Bankia a primeros del mes de septiembre. Ese porcentaje se corresponde con la prima pagada en la última fusión europea entre Intesa SanPaolo y UBI Banca en Italia.

Los analistas apuntan que, de ser este el canje, el valor de Bankia estaría por debajo de los 5.000 millones de euros (la capitalización bursátil, después de que la acción haya subido el 39% desde el anuncio de las negociaciones, era de unos 4.200 millones). Se destaca, asimismo, que CaixaBank, con una capitalización de 12.056 millones, tendrá que realizar una ampliación de capital de unos 3.658 millones para el canje de acciones señalado, lo que supondría un 30% de su capitalización. La proporción del valor también se mantendrá en el nuevo consejo de administración, que previsiblemente tendrá 15 miembros, de los cuales 10 representarán a CaixaBank y cinco a Bankia, en lugar del los 27 actuales (14 en la entidad que preside Jordi Gual y 13 en la presidida por Goirigolzarri). Al frente del nuevo banco estará el responsable actual de Bankia, mientras que el primer ejecutivo será Gonzlo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank. El objetivo de la fusión es, sin duda, mejorar los márgenes de la entidad resultante, que se conseguirá, principalmente, por las sinergias generadas. Los analistas consideran que pueden alcanzar entre el 30% y el 40% de la base de costes de Bankia y los gastos de reestructuración pueden alcanzar los 900 millones, lo que podría implicar una reducción de hasta el 20% de oficinas y plantilla, hasta unos 12.500 empleos, de los 51.500 que reúnen las dos entidades. Los expertos, no obstante, consideran que la operación generará, por otra parte, fondos de comercios negativos que irán a la cuenta de resultados como beneficios, lo que evitará que se deterioren los recursos propios de la entidad resultante, cuyos niveles de capital podrán mantenerse en la media ponderada de los dos bancos.

La operación, de la que tiene que ser informado el Banco Central Europeo tendrá que ser aprobada finalmente por el Ministerio de Economía, que, además, es parte implicada, en tanto que responsable administrativo y político del primer accionista de Bankia, que es el FROB, sociedad que controla las participaciones públicas en el sistema financiero español, y tiene el 61% del capital de Bankia, En el nuevo banco, esa participación se verá diluida hasta 15%. La Fundación Bancaria la Caixa, que preside Isidre Fainé y controla al 40% del banco de origen catalán, será el socio de referencia con un proporción superior al 20% del nuevo banco. En resumen, el resultado final será que los accionistas de CaixaBank tendrán el 75% del nuevo banco y los de Bankia, el 25%.