La fusión de Caixabank y Bankia tendrá un coste de 3.400 millones de euros, de los que 2.200 corresponderán a la reestructuración que se derive de la creación de la nueva entidad. Pero aunque las cifras están sobre el papel, todavía no ha llegado el momento de hablar de ellas. Quedan seis meses para que se acabe de concretar el proceso de absorción y toda una negociación con los trabajadores de la entidad financiera resultante de esta entente. Así lo expusieron ayer el presidente de Bankia, José Ignacio Gorigolzarri, y el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar -que ocuparán los mismos cargos en la entidad ya fusionada- durante la presentación de los detalles de la operación de integración que el jueves fue aprobada por los consejos de administración de ambas entidades. «Es pronto para especular sobre las personas afectadas y el perfil. En el pasado hemos llegado ya a acuerdos con sindicatos (sobre procesos de este tipo) y siempre han sido no traumáticos. Buscamos hacerlo así», señaló Gortázar. Admitió que las negociaciones que se abrirán con los sindicatos serán «complicadas», aunque se mostró convencido de que «nos dejaremos la piel para un acuerdo», pese a que, como han anunciado los sindicatos con presencia en esas entidades, se preparan para un negociación muy dura. Al margen de las dificultades que puedan generar esa negociación, lo cierto es que los coste de de reestructuración se verán compensado por los fondos de comercio negativos generados por la operación, ya que el precio que se paga es inferior al valor en libros.

Lo que se denomina en ingles ´badwill´ tiene un efecto positivo en las cuentas, pero se trata solo de un apunte contable que no implica ninguna entrada real, precisó Gortázar. Pero es cierto que la operación sí genera sinergias suficientes -5.000 millones en cinco años- como para compensar los costes generados por la reestructuración. Los que serán presidente y consejero de la nueva entidad explicaron los pormenores de la operación en la sede social de València. CaixaBank tendrá que lanzar una ampliación de capital de 2.079 millones de euros para hacer frente al canje de acciones -no habrá desembolso dinerario- de Bankia mediante la que se llevará a cabo la absorción del banco público, una vez establecida la ecuación de canje de la fusión que supondrá que cada accionista de Bankia recibirá 0,68 acciones de CaixaBank. El resultado final de la operación será que los accionistas de la entidad que ahora preside Jordi Gual tendrán inicialmente el 74,2% del nuevo grupo y los de Bankia poseerán el 25,8% restante. La entidad resultante espera generar sinergias anuales de costes de de 770 millones de euros anuales a partir del 2021 y generar nuevos ingresos anuales de 290.