El ocio nocturno y el sector de la hostelería llevaron ayer a las puertas del Palau de la Generalitat su frustración tras semanas de clausura, en el caso de los locales de copas, y la perspectiva de quiebras que atenaza a esta actividad clave para la economía valenciana. Amadeo, gerente del Liverpool, uno de los pubs clásicos de Russafa, mastica pancarta en mano su disgusto con la situación: «Tenemos infraestructura para abrir al mediodía y la tarde, pero por nuestra licencia estamos criminalizados.

Tenemos un derecho fundamental que es el derecho al trabajo, no hemos infringido ninguna ley, no somos culpables, no somos criminales, no hay razón para que tengamos que estar cerrados», lamenta tras un verano en que apenas ha podido abrir un mes y medio, desde la desescalada hasta la orden que acabó con los locales nocturnos. Un «agravio comparativo grandísimo» respecto a otro tipo de establecimientos. Pese a que Ximo Puig no está en ´casa´ (a las 11 de la mañana de ayer el president estaba enfrascado en el debate de política general), el ruido debió de llegar a les Corts. En el centro de la plaza, rodeado de dos centenares de empresarios, de Benidorm o Elx, y multitud de organizaciones, Manuel Espinar pone cifras al desastre. Se prevé que antes de que acabe el año cerrará el 30 % de los locales en la C. Valenciana y más de 90.000 trabajadores se irán a la calle, «una brutalidad», resume Espinar, de la Confederación Empresarial de Hostelería. La hostelería de la Comnitat cuenta con más de 33.000 empresas y 160.000 trabajadores, esto es, cerca del 10 % del conjunto del país, donde hay casi 340.000 empresas y 1,6 millones de empleados.

En este contexto, el sector pide un «rescate real». Es decir, una serie de medidas detalladas en un escrito que se presentó a la Generalitat tras la concentración, como la reapertura de las actividades del ocio en las condiciones establecidas por la normativa sanitaria, con «un ocio reglado y responsable en contra del botellón y las fiestas privadas e ilegales». También piden un plan de rescate con ayudas directas y extender la duración de los ERTE por fuerza mayor mientras dure la pandemia con bonificaciones al 100 % para las empresas que se han visto obligadas a cerrar y mayor exoneración de la cotización a negocios con apertura parcial. De hecho, temen que la hostelería quede fuera de la nueva prórroga a los ERTE.