Los viajes de los residentes en España, en línea con todos los movimientos turísticos, se hundieron durante el segundo trimestre de este año, coincidiendo con el inicio del estado de alarma por la pandemia. La Comunitat Valenciana fue el tercer destino favorito de los españoles, con el 10,8 %, según la Encuesta de Turismo de Residentes del Instituto Nacional de Estadística (INE).

En total, los españoles viajaron un 82,1% menos en el segundo trimestre de 2020, al tiempo que el gasto por este concepto descendió un 89 % respecto al mismo periodo del año anterior. Los viajes bajaron desde los 50,5 millones del segundo trimestre de 2019 a tan solo 9 millones, y el gasto apenas alcanzó los 1.261 millones (11.430 millones un año antes).

En el caso de la Comunitat Valenciana, el hundimiento en el número de viajes se cifra en un 81,2%, y el gasto total apenas ascendió a 112 millones de euros. Un año atrás fue de más de 1.026 millones de euros.

En este contexto, la radiografía del sector muestra cada vez más daños en la industria turística y otras actividades económicas que también se están viendo afectadas por las medidas restrictivas, como la hostelería o el ocio nocturno.

En este punto, el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, volvió a exhibir ayer su disgusto con las medidas impuestas. «Invertir en empatía en estos tiempos tan complicados es buen negocio» y los poderes públicos «deben comprender que este es un sector que ha sufrido mucho, que se ha levantado siempre a pulmón y que en estos momentos de máxima dificultad» es «justo» actuar con medidas «fiscales, financieras y laborales», empatizando con él, reclamó durante la entrega de unos reconocimientos de la Generalitat al sector.

Respecto a las medidas decretadas, mostró su «máximo respeto y admiración» a las decisiones de la Conselleria de Sanidad, y lanzó una reflexión en torno al ocio nocturno «reglado, profesional, que cumple a rajatabla los protocolos», que no considera «el gran espacio de preocupación» sino «tal vez el último dique de contención que tiene la sociedad para proteger del botellón descontrolado».

«Son reflexiones que están en el imaginario y hay que compartir. La posición de que el sector turístico y los diferentes subsectores no son el problema, son parte de la solución», dijo, en referencia a que estos negocios facilitan una sociabilidad controlada con medidas anticovid.