El exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato abandonó ayer la prisión madrileña de Soto del Real, en la que cumplía condena por el caso de las tarjetas «black» desde octubre de 2018, tras haber obtenido el tercer grado que le permite salir de la cárcel mediante control telemático.

En el momento de su despedida, Rato se dirigió a los medios de comunicación que le esperaban y deseó «mucha suerte, justicia y libertad» a sus compañeros del centro penitenciario, «especialmente a los del módulo 10», de los que se lleva «muy buen recuerdo», añadió. También aprovechó para agradecer a todos los funcionarios de Soto del Real su «profesionalidad y humanidad», con una mención destacada al «padre Paulino y a las personas que le acompañan los domingos en la misa, que hacen una labor espléndida para todos los internos».