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La morosidad en los créditos al consumo crece un 10 % durante la crisis

Las moratorias, con 1,28 millones de solicitudes concedidas, mantienen casi inalterada la dudosidad de los préstamos hipotecarios

Oferta hipotecaria en un banco en València.

A pesar de que la economía está dopada por las ayudas del Estado a empresas y trabajadores, el sistema financiero está empezando a notar ya la lacra de la morosidad en sus cuentas, uno de los motivos de los recientes anuncios de fusiones en el sector, como el de CaixaBank y Bankia. Mientras que las moratorias han permitido que apenas crezca la dudosidad, dicho más claramente, los impagos, en los préstamos hipotecarios, en los créditos al consumo la situación se ha agravado durante los dos primeros trimestres del año, el periodo, desde mediados de marzo, en el que la pandemia ha golpeado con más dureza.

La morosidad en este último tipo de créditos, según la Asociación Hipotecaria Española (AHE), cerró el primer semestre en el 5,6 % -el nivel más alto en 5 años- y se situó en los 5.118 millones de un saldo vivo de 91.769. Al finalizar marzo, dicho porcentaje estaba en el 5 % y al cierre de 2019, en el 4,3 %. En volumen, el incremento de junio respecto a marzo es del 10 % (4.641) y del 24 % en relación a diciembre (4.097 millones).

En los préstamos a los hogares para la adquisición de vivienda, la situación es de estancamiento. La tasa de dudosidad se colocó en el 3,5 % del total al finalizar el segundo trimestre de este año, con un aumento de solo una décima en relación al primer trimestre del año, el mismo porcentaje (3,4 %) con que terminó 2019. El saldo vivo ascendía el pasado junio a 488.615 millones, con un descenso de 2.500 millones respecto a marzo por la contracción de la actividad y la menor alegría de los bancos a la hora de formalizar este tipo de contratos. La morosidad, sin embargo, se situaba al cierre del segundo trimestre en los 16.897 millones, solo 56 más que en marzo y 127 por encima de la cifra con que finalizó dicho parámetro el año pasado.

La AHE asegura que una de las medidas que «ha mitigado el impacto negativo a efectos contables de la cartera ha sido la implementación de moratorias, tanto en los préstamos hipotecarios como en los contratos de crédito sin garantía hipotecaria dirigidos a trabajadores, colectivos vulnerables y, recientemente, ampliadas también al sector turístico y al del transporte». La suspensión temporal del pago de la cuota en las moratorias legales se sitúa en tres meses. Según la asociación, a finales de agosto se habían concedido 1,28 millones de solicitudes, con un capital vivo de 48.991 millones, aproximadamente un 7,4 % del saldo del sistema. Gracias a medidas como esta, «el impacto en la dudosidad del sistema no está siendo muy severo por el momento».

La morosidad en el crédito a los hogares para la rehabilitación de vivienda se sitúa por encima del de los préstamos al consumo, con un 5,7 %, cinco décimas menos que en marzo. En volumen, la cifra es de 963 millones, ochenta más que al finalizar el primer trimestre. A 30 de junio de 2020, el saldo vivo en este tipo de operaciones alcanzaba los 16.851 millones, casi 200 menos que en marzo.

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