El anuncio de conversaciones para una fusión entre el BBVA (Banco Bilbao Vizcaya Argentaria) y el Banc Sabadell, en realidad la absorción del segundo por el primero, tiene implicaciones de relieve en Alicante, que muy probablemente pierda así todo rastro de su anterior sistema financiero autóctono. Primero fue el Banco de Alicante, creado en los años sesenta del siglo pasado, que, tras varias vicisitudes en su corta vida -como que uno de sus accionistas de control en los setenta fuera la Banca Catalana de Jordi Pujol- acabó en el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) y, de ahí, en Argentaria, luego fusionada con el BBV.

Más tarde se produjo la gran debacle con la caída de Caja Mediterráneo (CAM), que llegó a ser la cuarta entidad de ahorros del país. Se expuso en exceso al ladrillo y no logró resistir la crisis financiera e inmobiliaria. En el verano de 2011 fue intervenida por el fondo público FROB y en noviembre del mismo año adjudicada al Sabadell por un euro tras una inyección de capital de 5.269 millones de euros efectuada por el FGD.

En octubre de 2017, la entidad vallesana decidió trasladar a Alicante su sede social para frenar la fuga de depósitos que se produjo en los días posteriores al último referéndum ilegal por la independencia en Cataluña, el del 1 de aquel mes. La continuidad allí es una de las incógnitas de la fusión con BBVA, que tiene su sede social en Bilbao y la operativa en Madrid. Es muy posible que esto último no cambie, a diferencia de lo que ha sucedido con la primera operación de integración anunciada este año: la fusión por absorción de Bankia por parte de CaixaBank, cuya sede social se mantendrá en València

Los movimientos para la integración entre el BBVA y el Banc Sabadell avanzan a pasos agigantados. No solo la decisión del banco que preside Carlos Torres de vender su filial en EE UU por 9.700 millones de euros para mejorar su situación financiera de cara a inversiones en otros mercados apuntan en ese sentido. Además, las dos entidades están estudiando a fondo el proceso de integración, segun confirmaron ayer a la CNMV.

El BBVA ratificó el mantenimiento de conversaciones con representantes de Banco de Sabadell, con la autorización del consejo de administración, en relación con una potencial operación de fusión entre ambas entidades, habiéndose iniciado un proceso de revisión (’due diligence’) recíproco en términos habituales en este tipo de operaciones y designado asesores externos. Se hace constar que no se ha tomado ninguna decisión en relación con esta potencial operación de fusión y que no existe certeza alguna de que se llegue a adoptar ni, en ese caso, sobre los términos y condiciones de una eventual operación. Se informará oportunamente de las decisiones que, en su caso, se adopten al respecto, cuándo y cómo corresponda legalmente.

La confirmación se produjo el mismo día en el que el BBVA ha anunciado la venta de su filial en EEUU por 9.700 millones de euros para hacer caja. El BBVA quiere mover ficha en la consolidación del mercado bancario español y la operación con el Sabadell daría lugar a un grupo con más de 950.000 millones de euros en activos y un tamaño en España muy similar al que tendrá la unión de CaixaBank y Bankia. La entidad presidida por Carlos Torres ha contratado al banco de negocios estadounidense JP Morgan para abordar las negociaciones de compra de Banco Sabadell, tal como han informado a este diario fuentes próximas al consejo de administración del banco azul. Los dos bancos declinaron hacer comentarios al respecto.

Desde hace varias semanas, dos equipos trabajan en representación de cada uno de los bancos, siendo Goldman Sachs el interlocutor del Sabadell, además de los respectivos asesores legales, entre los que están los despachos Uría Menéndez -por parte de Sabadell- y Garrigues -por la de BBVA-, de acuerdo a las mismas fuentes, para definir las condiciones de una posible operación. Las mismas fuentes señalan que también ya hay sondeadas auditoras para realizar la ‘due diligence’ (revisión de activos) de cara a la compra.

La entidad que preside Josep Oliu no niega -tampoco confirma-que se hayan contratado a esas firmas para avanzar en el proceso de integración. Fuentes financieras apuntan, no obstante, que la alternativa de la integración no estaba tanto en sus manos como en las del banco que preside Carlos Torres, que en realidad es el que tendría el mayor peso en este proceso, y finalmente ha sido el primero en confirmar la integración.

El BBVA se ha estado remitiendo hasta ahora a la opinión expresada por el consejero delegado de BBVA, Onur Genç, que en varias ocasiones ha insistido en que el banco está enfocado en el crecimiento orgánico, pero buscará oportunidades de fusiones y adquisiciones en España u otros lugares si hay valor para los accionistas. Tanto en España como en el resto de países donde opera, el crecimiento de BBVA es orgánico, si bien «hay oportunidades», que hay que valorar en cada contexto.

Alicante: Todos los caminos conducen a Bilbao

El anuncio de conversaciones para una fusión entre el BBVA (Banco Bilbao Vizcaya Argentaria) y el Banc Sabadell, en realidad la absorción del segundo por el primero, tiene implicaciones de relieve en Alicante, que muy probablemente pierda así todo rastro de su anterior sistema financiero autóctono. Primero fue el Banco de Alicante, creado en los años sesenta del siglo pasado, que, tras varias vicisitudes en su corta vida -como que uno de sus accionistas de control en los setenta fuera la Banca Catalana de Jordi Pujol- acabó en el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) y, de ahí, en Argentaria, luego fusionada con el BBV.

Más tarde se produjo la gran debacle con la caída de Caja Mediterráneo (CAM), que llegó a ser la cuarta entidad de ahorros del país. Se expuso en exceso al ladrillo y no logró resistir la crisis financiera e inmobiliaria. En el verano de 2011 fue intervenida por el fondo público FROB y en noviembre del mismo año adjudicada al Sabadell por un euro tras una inyección de capital de 5.269 millones de euros efectuada por el FGD.

En octubre de 2017, la entidad vallesana decidió trasladar a Alicante su sede social para frenar la fuga de depósitos que se produjo en los días posteriores al último referéndum ilegal por la independencia en Cataluña, el del 1 de aquel mes. La continuidad allí es una de las incógnitas de la fusión con BBVA, que tiene su sede social en Bilbao y la operativa en Madrid. Es muy posible que esto último no cambie, a diferencia de lo que ha sucedido con la primera operación de integración anunciada este año: la fusión por absorción de Bankia por parte de CaixaBank, cuya sede social se mantendrá en València.

Jordi Cuenca. València