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El 10 % de los propietarios de pisos turísticos controla la mitad del mercado

Un informe revela que los apartamentos de Airbnb en València mueven 63 millones al año

Turistas en una calle con pisos de alquiler vacacional en el centro de València, en imagen de archivo. | GERMÁN CABALLERO

El 10 % de los propietarios de pisos turísticos en València controla la mitad de un mercado que movía antes de la pandemia 63 millones de euros al año. Un informe de la Cátedra de Economía Colaborativa y Transformación Digital revela el alto grado de profesionalización de los alojamientos vacacionales en la capital del Túria. El análisis apunta que un piso de València alquilado en Airbnb genera entre 500 y 1.200 euros más al mes que los alquileres tradicionales. El documento también analiza el desplome del mercado tras la pandemia y advierte de que esta situación se prolongará lo que dure la crisis sanitaria.

El estudio, elaborado por el investigador Javier Gil, se centra en las principales características de la plataforma de alquiler turístico Airbnb en la capital del Túria en el escenario precovid. El análisis precisa que en València hay 7.203 anuncios de alojamientos activos en Airbnb lo que sitúa a la capital en el tercer lugar de España con más pisos turísticos por delante de Sevilla y por detrás de Barcelona y Madrid. En concreto, en València hay 27.490 plazas, 12.884 habitaciones y 17.938 camas, incluidas las dobles.

Los resultados del informe confirman que «no se puede hablar de Aribnb en València como una empresa de economía colaborativa. Gran parte de la actividad en la plataforma responde a formas de economía tradicional que se estructuran sobre un nuevo medio digital. Esto se debe a que el mercado de Airbnb en València está dominado por personas y empresas que se dedican de manera profesional al negocio del alquiler de viviendas como pisos turísticos». El responsables del estudio lamenta que la forma en la que se configura Airbnb en València provoca que surjan múltiples efectos negativos como la turistificación de la ciudad (sobre todo en el centro y en Poblats Marítims) y el encarecimiento de los alquileres tradicionales.

El documento precisa que un tercio de los propietarios controla más de la mitad de las viviendas turísticas y que un 10 % se lleva el 50 % de los ingresos (más de treinta millones al año). «Al estar ante un modelo de hospedaje profesionalizado y comercial, el crecimiento de Airbnb en València no depende de los valores propios de los pisos compartidos como conocer a personas de otras ciudades o desarrollar relaciones de amistad. Por el contrario, lo que impulsa el desarrollo de Airbnb en València es la capacidad de la plataforma de aumentar las rentas inmobiliarias de la ciudad a través del turismo», sostiene Javier Gil. «El resultado es que la población local es sustituida por turistas que están dispuestos a pagar precios más elevados por las mismas viviendas. Es un proceso que aumenta los beneficios del sector inmobiliario pero que produce efectos negativos sobre la población», recoge el documento. El análisis advierte de que si la Administración no toma medidas esta situación continuará en cuanto acabe la pandemia.

Los turistas ‘toman’ Ciutat Vella

Los pisos turísticos tienen una distribución muy desigual en València. El 42 % de este tipo de alojamientos vacacionales está en Ciutat Vella y Poblats Marítims. El número de plazas ofertadas en Ciutat Vella representa el 23 % de la población residente y en Poblats Marítims supone el 9,59 %. En el Carmen y en las calles adyacentes hay 905 apartamentos turísticos.

El investigador Javier Gil subraya que Ciutat Vella lidera el proceso de turistificación y recalentamiento del mercado inmobiliario. «Es el distrito que concentra más ofertas de viviendas (turísticas), donde más beneficios se obtienen de convertir inmuebles en apartamentos para turistas, donde más elevados son los precios de las rentas y donde los anuncios de este tipo de pisos ya representan un 39,6 % del parque de casas en alquiler», puntualiza el análisis.

El estudio recoge que el carácter empresarial y profesionalizado de Airbnb en València es propio de la primera fase de desarrollo de la plataforma en la mayor parte de las ciudades del mundo. «La plataforma genera oportunidades de negocio que hacen que diversos actores se lancen a Airbnb y se profesionalicen en el alquiler de viviendas como pisos turísticos. Pero estas formas de alojamiento conllevan una serie de efectos negativos, lo que produce fuertes conflictos sociales. Esta situación ha hecho que grandes ciudades internacionales como San Francisco, Nueva York, Ámsterdam, París o Barcelona hayan aprobado regulaciones que prohíben o limitan ciertas formas de operar de estas plataformas. Destaca la legislación de la ciudad de San Francisco, pionera en este ámbito, que tras un referéndum y diversos procesos judiciales ha prohibido el uso profesionalizado de la plataforma», indica el análisis. El informe concluye que València se enfrenta al mismo reto.

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