En un ambiente desangelado por las restricciones que impone la covid, la junta de accionistas de Bankia se hizo ayer en el Palacio de Congresos de València el ‘harakiri’ al aprobar su absorción por CaixaBank, que se convertirá, una vez que su propia junta apruebe la operación mañana, en el mayor banco que opera en España. Bankia desaparecerá al final del proceso, así que ayer puso fin a una aventura de diez años que nació accidentada por la intervención pública y la necesidad de inyectarle 22.400 millones, que creció bajo el impulso de los nuevos gestores, en los antípodas de los que procedían de las cajas, y que busca cobijo junto a su competidor catalán ante una tesitura de grandes cambios en el sector agravados por la pandemia.

En este contexto, el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, destinó la mayor parte de su intervención de ayer ante los accionistas a destacar las bondades de esta operación, los motivos de fondo que la hacen recomendable y los beneficios que supondrá para sus actuales propietarios, singularmente el fondo público Frob, que supera el 60 del capital de la entidad y que se quedará con el 16 % en la nueva.

El presidente de Bankia expuso que los tipos de interés en negativo desde hace cuatro años y con la perspectiva de que sigan así hasta 2027 y la creciente digitalización hacía tiempo que habían llevado al consejo del banco a analizar el futuro del mismo y «entendió que la anticipación era un factor estratégico clave». Y la forma ideal de consumarla, según dijo, se dio con la oferta de CaixaBank, fruto de la cual la nueva entidad tendrá un menor ratio de morosidad, niveles de solvencia «muy holgados» y «una posición amplia de liquidez».

Gracias a la complementariedad de redes, la operación comportará unas sinergias de mil millones, entre ellos 770 por ahorro de costes, singularmente por el cierre de oficinas y la reducción de plantillas. Todo ello acabará redundando en el accionista, según explicó Goirigolzarri. Y es que, en términos de beneficio por cada título, la nueva entidad, cuyo proceso de integración tecnológica estará concluido para finales del año que viene, alcanzará en 2022 «un nivel de 0,33 céntimos por acción, lo que supone un 28 % superior al nivel que obtendría CaixaBank de forma independiente y casi un 70 % superior al que obtendría Bankia», sin olvidar que la ecuación de canje -0,6845 acciones de la primera por cada título de la segunda- supone una prima del 28 % respecto a la media de los tres meses anteriores al anuncio de la operación.

A diferencia de otras ocasiones, la junta tuvo un aire casi clandestino, sin nadie protestando en los exteriores del recinto y apenas una decena de intervenciones durante la reunión, en su inmensa mayoría de representantes sindicales que, en líneas generales, reclamaron que la operación no suponga salidas traumáticas de personal. Goirigolzarri respondió que tratará de que, «en la medida de lo posible», la mayoría de las bajas sea voluntaria y se basen «estrictamente en criterios de meritocracia».

Potenciar lacercanía con València

El presidente de Bankia trató de hacer profesión de fe valencianista al recordar al inicio de su intervención que Bankia tiene su sede social en la ciudad, «a la que nos sentimos especialmente cercanos. Una cercanía que, sin lugar a dudas, seguiremos potenciando en el futuro». Fuentes de su equipo precisaron después que se refería sobre todo al contacto con la clientela y que, de sus palabras, no hay que colegir que la sede valenciana va a ganar peso en el grupo. Como precisó Goirigolzarri, la nueva entidad tendrá dos sedes operativas: una en Madrid y otra en Barcelona.