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La crisis de la covid devuelve al sector turístico valenciano a su nivel del siglo XX

Manises registra cifras previas a la revolución de las compañías ‘low cost’

La pantalla de vuelos de Manises, con apenas 15 vuelos para el día, el 23 de noviembre. | LEVANTE-EMV

Hace falta sumergirse en las profundidades de las estadísticas históricas para encontrar los años en los que el turismo valenciano registró unos datos similares a los que le ha arrastrado la pandemia en este fatídico 2020. La covid se ha cebado con especial crudeza con todo aquel sector relacionado con la movilidad, hundiendo a su paso a aerolíneas, hoteles, agencias de viajes, restaurantes y comercios que en los últimos años habían surfeado la ola del boom turístico que recorría la Comunitat Valenciana.

A falta de dos semanas para cerrar el año, la autonomía ha recibido a poco más de 2,4 millones de extranjeros, casi la mitad de los que llegaron en el año 2000, último ejercicio con datos disponibles sobre movimientos en frontera. En 2019 fueron más de 9,5 millones las personas que visitaron la Comunitat Valenciana.

Como consecuencia, este año pandémico ha desplomado las pernoctaciones hoteleras en una proporción similar: si en el año 2000 fueron 19 millones, en el actual apenas suman ocho millones de noches en establecimientos hoteleros, a años luz de los 90 millones registrados en el anterior ejercicio, en el que el sector turístico batió récords.

La caída de la facturación de los hoteles de la Costa Blanca llegaba en octubre, según datos de Exceltur a partir del INE, al 68 %, mientras en València retrocedió el 61,5 % pese al pequeño balón de oxígeno que supuso el verano para el sector, pinchado pronto a causa de los rebrotes y la llegada de la segunda ola, que cortó cualquier esperanza de reactivación.

Un Manises ‘pre-Ryanair’

Otro termómetro para medir el impacto de la crisis son las llegadas en avión, que se han retrotraído a niveles anteriores a la revolución que supuso el aterrizaje de las compañías low cost en la Comunitat Valenciana. Aquel desembarco de Ryanair en Manises en noviembre de 2004 dio un impulso brutal al turismo valenciano, que ganó un millón y medio de turistas de golpe al año siguiente.

En lo que va de año, la infraestructura ha recibido a 2.169.437 visitantes, casi los mismos que en 2002, dos años antes de que empezara a operar la aerolínea irlandesa (2.138.926 personas). «Hemos pasado de un año de récord histórico —Manises superó los 8,5 millones de viajeros en 2019— a perder dos décadas», lamentan desde el aeropuerto valenciano, que venía creciendo a un ritmo superior al 10 % interanual durante los últimos cinco ejercicios.

Con todo, hasta septiembre, una vez superada la temporada alta de la industria, los cuatro subsectores del turismo superaban el 70 % de caída en sus ventas: las agencias de viaje están siendo las más golpeadas (-82,6 %), seguidas por el alojamiento (-77,7 %), los establecimientos de restauración y ocio (-72,6 %) y las compañías de transporte (-71,5 %).

Otro de los efectos de la crisis es el golpe a la confianza tanto de consumidores como de empresarios, que se ha ido debilitando conforme la pandemia se alargaba. Según una encuesta de Exceltur del mes pasado, ya con anuncios positivos sobre la vacuna encima de la mesa, solo uno de cada diez empresarios confiaba en que su negocio regresara a cotas del año previo durante 2021.

Por el contrario, un 46,1 % considera que ese momento llegará en el segundo semestre de 2022 y un 43,7 % dilata este escenario hasta 2023 o posterior. Sin embargo, en el mes de junio eran más de la mitad los que confiaban en levantarse del impacto de la crisis durante 2021.

En cuanto a las previsiones más a corto plazo, para este cuarto trimestre, los empresarios del turismo valenciano esperan un retroceso de sus ventas del 83,3 %. Este trimestre no tiene un peso específico demasiado grande en el sector, pero culminaría el año negro del turismo provocando una caída global cercana al 80 %, que perdería más de 13.000 millones de los 16.000 que facturó en conjunto en 2017, año en el que llegó a suponer casi un 15 % del PIB de la Comunitat Valenciana.

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