El presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado, considera que el Gobierno central y la Comisión Europea deberían «poner freno» a la especulación de los fondos de inversión en el sector agrario de la Comunitat Valenciana. Así lo entiende este dirigente, quien ayer presentó el Balance agrario de 2020 de AVA-Asaja, en un momento en el que grandes compañías de inversión continúan tomando el control de firmas autóctonas, entre ellas citrícolas como Fruxeresa y Llusar, o bien industrias agroalimentarias como Eurocebollas y Alnut (alimentos infantiles del grupo Foodiverse, de la familia Martinavarro), entre otras. «Los fondos de inversión, si son del sector, me preocupan menos, aunque se está produciendo una concentración grande y algunas corporaciones ponen el foco en el ámbito citrícola. Los fondos -lamentó Aguado- tienen un objetivo: sacar la máxima rentabilidad y les importan un ‘pito’ el agricultor. Vienen a aprovecharse. Por eso hace falta una Ley de Cadena Alimentaria de ámbito europea para evitar especulaciones», apuntó el líder de AVA-Asaja.

Mientras el año 2021 arranca con nuevos movimientos de capital como los protagonizados por el fondo italiano Taste Capital y por MCH Privare Equity, Aguado calificó el ejercicio que acaba de concluir como «históricamente desastroso», ya que,según el informe presentado, terminó con unas pérdidas totales del campo y la ganadería a unos 570 millones.

El impacto por la crisis de rentabilidad ascendió a 165 millones. Los cultivos que peor comportamiento tuvieron son el vino, las frutas de hueso, el caqui, el aceite, la almendra, las hortalizas y las flores y plantas ornamentales. Incluso algunas variedades de cítricos, que gozaron de un tirón de la demanda, han acabado con precios por debajo del umbral de rentabilidad. En el lado positivo hay que apuntar frutas tropicales como el aguacate y el kiwi, así como las algarrobas, con precios al alza.

La principal evidencia de la crisis de rentabilidad es el incremento de la superficie sin cultivar. Según el Ministerio de Agricultura, la Comunitat eleva en 1.335 hectáreas las tierras baldías, que suponen un 0,83% más que en 2019, y sigue encabezando el ranking nacional con un total de 162.902 hectáreas. La pandemia de la covid-19 frenó en seco las movilizaciones y retrasó las pretensiones de crear un gran ‘lobby’ agrícola, lamentó el presidente de AVA-Asaja. Aguado pidió «unidad» a la conselleria en defensa de una PAC «mediterránea» y espera que la Generalitat se mueva para evitar la «discriminación» a la que se enfrenta el campo valenciano.