Cuando una empresa genera beneficios puede optar por reinvertirlos o bien repartir sus ganancias entre los accionistas vía dividendo. La rentabilidad para el accionista será tanto más efectiva cuanto más liquida sea; no es lo mismo cobrar en efectivo que cobrar en títulos.

Hay que tener en cuenta, en todo caso, la fiscalidad de las ganancias de capital generadas. En España todo beneficio derivado de operaciones financieras tiene una retención fiscal del 20 % de manera que en el caso de cobrar el dividendo en efectivo la rentabilidad neta para el inversor será del 80%.

Así pues, para Hacienda lo más rentable es que los accionistas cobren el dividendo en efectivo, obteniendo el 20 % en cada operación. En el caso de los accionistas, su rentabilidad real dependerá de su situación fiscal.

Si los dividendos se cobran en acciones la rentabilidad dependerá de la ecuación de canje (número de acciones nuevas/antiguas obtenidas con el dividendo) y de las previsiones de la cotización del valor. La bolsa descuenta futuro, y si un valor tiene trayectoria y pendiente alcista será más atractivo para el inversor recibir acciones.

Además de la parte cuantitativa está la cualitativa; no es lo mismo un dividendo generado a partir de beneficios que un dividendo generado artificialmente a costa de empeorar el balance (reservas) o a costa de beneficios futuros. La constancia y periodicidad en el calendario de reparto de dividendos también es importante. El dividendo puede ser trimestral/semestral/anual, y hay cotizadas erráticas que no todos los años reparten dividendo. En contraste, hay cotizadas especialmente generosas con sus accionistas que en ejercicios de buenas cosechas reparten dividendos extraordinarios, como hizo Ebro Foods con su dividendo extraordinario del pasado 28 de diciembre tras la venta de una parte de su negocio en USA. A la hora de seleccionar acciones para incorporar a nuestra cartera de inversión conviene mirar más allá de los índices, y tener en cuenta también todos estos aspectos.

Enero es un mes tradicional en el reparto de dividendos, y por esta razón hay accionistas que toman posiciones a final de año para recibir el pago de dividendos en enero.

Debido a la pandemia la bolsa española ha dicho adiós a la retribución histórica del 4 % sobre la que se ha situado en los últimos años. El dividendo conjunto del Ibex 35 ofrece un retorno del 3,1% en mínimos no vistos desde finales del año 2006, como consecuencia del rally protagonizado por el mercado español desde finales de octubre, y sobre todo, por el recorte de retribuciones previstas para sus compañías con cargo a los resultados de este 2020.

La comparación entre mercados nos muestra como la bolsa española es más conservadora, ofreciendo -históricamente- mayor rentabilidad por dividendo, y mayor protagonismo de sectores regulados (bancos y utilities) frente a la bolsa norteamericana, en la que las cotizadas de sectores tecnológico o farma tienen mayor protagonismo.