Federico Carrillo Zurcher (San José, Costa Rica, 1964) se hizo hace tres años con las riendas de Imaginarium junto a tres socios internacionales. Llegó como salvador de una compañía que arrastraba una pesada mochila de deudas, pero el reto de reflotarla no se ha visto cumplido.

Malos tiempos para una empresa que vende juguetes.

Financieramente sí, emocionalmente no. Ya veníamos dándole vueltas a la parte financiera en los últimos años, pero llegó el covid y acabó de complicar las cosas. Lo que estamos haciendo es migrar a un modelo de negocio que no depende de tiendas físicas, porque no somos buenos administrando bienes inmobiliarios. No estamos cerrando, nos estamos transformando. El mundo cambia.

¿Cómo es ese cambio?

Vamos a enfocar nuestros recursos en las tiendas de franquicia. En lo que somos buenos es en producto y en acompañar a las madres en su proceso de maternidad. El cliente no sabe la diferencia ni la va a notar. De hecho va a mejorar su experiencia. Veníamos planteando esto antes del covid. Ahora el cambio es drástico porque no permite la transición de mantener las tiendas propias y aumentar franquicias, pero nos vemos obligados.

¿Cuántas tiendas mantendrán?

Nos quedarán diez de franquicias y de dos a cinco tiendas propias en España. Este es el punto de partida. Las que estamos cerrando las queremos volver a abrir con estructuras de franquicia. También vamos a enfocarnos en otros formatos que nos permitan estar más cerca de la madre y coparticipar con nuestros productos en centros educativos o guarderías. Y tenemos nuestros propios comercios electrónicos en Italia, Portugal, México y España.

Los cierres han impactado.

Como las tiendas físicas son muy visuales parece que estamos saliendo o cerrando, pero lo que hacemos realmente es transformarnos, migar hacia el modelo retail del futuro. Estructuras más pequeñas y cercanas al cliente y presencia en tiendas físicas de franquicia. Para ser sincero, administrar tiendas propias que generan un flujo de caja negativo 11 meses al año ha hecho que usáramos recursos en cosas en las que no somos buenos. Ahora nos centraremos en entregar un producto útil, exclusivo y novedoso y acompañar a la madre, esto hará que la marca sea más potente.

¿Qué queda del negocio exterior?

Seguimos siendo una empresa internacional. Tenemos operaciones en Angola, distribuidores en Holanda y la República Checa, puntos de venta en Grecia, cinco tiendas propias en México€ En Portugal cerramos todo pero esperamos volver a tener una tienda propia y otra de franquicia.

¿Imaginarium tiene salvación?

Claro que sí. Una marca que tiene una misión tan importante en el mundo no puede morir. Si logramos capturar el valor de la marca, con estructuras más livianas, la empresa tiene futuro.

¿Confía en superar el concurso de acreedores?

Vamos a usar la ley para tener una estructura financiera adecuada. Veo posible un acuerdo con los acreedores y una reestructuración financiera porque valemos y merecemos existir como empresa. El concurso nos protege. Desde que llegamos hemos estado desprotegidos y teniendo que hacer frente a una estructura de deuda que nosotros no incurrimos. El proceso concursal es el punto de partida de la nueva generación de Imaginarium. No es el destino sino un cambio de dirección.

Pensaba hace tres años que iba a ser tan difícil reflotar la compañía.

No. Cuando llegué tenía el pelo más negro, ahora lo tengo blanco (risas). Ha sido mucho más complejo. Nada de la deuda que estamos reestructurando la originamos los inversores actuales.

¿Se va a producir una nueva inyección de capital?

La junta de accionista aprobó levantar un millón de capital, pero no estamos contando con que la operación sea exitosa para nada. No dependemos de eso. Hemos modelado todo partiendo de que no entra ni un euro más. Tenemos efectivo de aquí hasta octubre 2025. Desde que llegamos los nuevos propietarios hemos invertimos 20 millones de euros y, desafortunadamente, se nos fueron.

¿Se plantea vender la marca?

No. Ni queremos recibir ofertas. Tenemos un misión importante y vamos a cumplirla.

¿La empresa pagará las indemnizaciones del ere?

Haremos todo lo que esté en nuestra capacidad. Pero nadie está obligado a imposibles. Hemos hecho lo imposible hasta hoy. Todos los salarios que hemos pagado en estos años no vinieron de la rentabilidad, han salido de mis ahorros y de mis compañeros de inversión. Hemos perdido de 5 a 9 millones al año. Es inviable seguir poniendo dinero. Ya no tengo más. Hipoteque mi casa y no tengo otra.