La vivienda en la provincia de Valencia es mucho más barata que en el resto de España a pesar del incremento del precio de los últimos seis años. Un informe de la tasadora Euroval revela que el coste de los inmuebles de segunda mano en Valencia es un 28 % inferior al de la media nacional y el de los pisos nuevos, un 25 % más bajo. La vivienda de segunda mano en Valencia cerró el año pasado a un precio medio de 112.653 euros frente a los 154.690 euros que cuesta en el resto de España. En el caso de los inmuebles de obra nueva, en Valencia valen de media 186.854 euros frente a los 248.326 euros de la media española. El análisis de la tasadora confirma que para invertir en vivienda destinada al alquiler es mucho más rentable comprar un piso de segunda mano que uno nuevo. Los pisos usados ofrecen una rentabilidad en Valencia del 7,9 % y los de obra nueva dan un retorno anual del 5,6 %.

El informe sobre la rentabilidad de Euroval se basa en una media del importe de los alquileres y en el índice de precios de la vivienda del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana. «Aunque la rentabilidad es el cociente entre el precio del alquiler y el de la vivienda, resulta mucho más determinante este último dato. Los alquileres pueden ser relativamente altos o bajos, pero su rentabilidad va a depender, sobre todo, del denominador; esto es, del precio de la vivienda», subraya el análisis.

Esto explica, según Euroval, porqué la rentabilidad de la vivienda usada es en «Valencia claramente superior a la de la vivienda nueva». Se trata de una realidad que también se observa en Alicante y Castelló y que «con mínimas excepciones» puede extrapolarse al resto del territorio nacional.

En el caso de la vivienda nueva, los analistas obtuvieron la rentabilidad del 5,6 % con un alquiler medio anual de 10.405 euros (867 euros al mes) y un precio medio de compra de 188.854 euros, mientras que para la de segunda mano estos valores fueron de 8.922 euros (743 euros) y 112.653 euros, respectivamente.

A nivel de las provincias de la Comunitat, Valencia se sitúa en una posición intermedia. Para Castelló, las rentabilidades de la vivienda nueva en 2020 fueron del 5,7 % (una décima más que en Valencia) y del 7 % (nueve décimas menos) para la casas usadas. Para Alicante, estas fueron del 4,7 % (nueve décimas menos) y del 6,1 % (1,8 puntos menos), respectivamente.

En el conjunto de la Comunitat Valenciana, una vivienda usada cuesta de media 115.458 euros y ofrece en el mercado del alquiler una rentabilidad del 7,3 %. Los inmuebles de obra nueva valen de media en las tres provincias 204.713 euros y con ellos se puede lograr una rentabilidad del 5 %.

La tasa de rentabilidad se ha mantenido estable en la Comunitat Valenciana pese a la pandemia. En el caso de las viviendas de segunda mano se obtenía en 2019 una rentabilidad del 7,4 % frente al 7,3 % de 2020. En Valencia sí se ha producido una caída de la rentabilidad algo mayor (cuatro décimas al pasar del 8,3 % al 7,9 %) por la bajada de las rentas en la capital del Túria tras el incremento de la oferta disponible. Las inmobiliarias aseguran que en cuanto se supere la pandemia y vuelva el turismo los alquileres subirán de nuevo.

El alquiler en la capital supone el 31 % de los ingresos familiares

El coste del alquiler en la capital del Túria supone un 31 % de los ingresos familiares, según un estudio publicado por Idealista. En Castelló el esfuerzo para pagar las rentas es del 31 % y en Alicante sube al 36 % pese a la recomendación de los expertos de no destinar más de un tercio de los ingresos familiares a la vivienda. A nivel nacional, el porcentaje de ingresos que necesitan destinar las familias para hacer frente al alquiler no llega al 40 % en ninguna capital española y solo ocho ciudades superarían ligeramente la recomendación. En contra de la creencia generalizada de que las grandes ciudades obligan a realizar un mayor esfuerzo, Santa Cruz de Tenerife es la capital que exige más porcentaje del sueldo ya que las familias deben destinar el 39% de sus ingresos al alquiler. En Madrid es un 36 % y en Barcelona baja al 31 %.