La demanda para viajar durante el mes de mayo no está respondiendo a las expectativas que manejaban las aerolíneas hace pocas semanas. Los asuntos clave sobre la movilidad se siguen debatiendo entre los socios de la Unión Europea, generando un clima de incertidumbre que no ayuda a reactivar las contrataciones y que ya se traduce en un leve descenso del número de billetes que ofertaban las compañías aéreas con destino a la Comunitat Valenciana hace apenas 15 días.
Así se constata analizando los datos que la secretaría autonómica de Turismo actualiza semanalmente sobre la capacidad aérea de la Comunitat Valenciana. Una herramienta mide las plazas de avión que las aerolíneas ofrecen hacia València y Alicante y que va oscilando en función del interés que detectan estas compañías a partir del uso de avanzados sistemas de monitoreo en sus páginas web, lo que la convierte en un buen termómetro para tomar el pulso al estado de ánimo del sector turístico.
Esas previsiones a fecha 26 de abril dejaban entrever cierto optimismo, mostrando que para la semana próxima (del 10 al 16 de mayo) las compañías tenían a la venta más de 71.000 billetes rumbo a los dos aeropuertos valencianos, un fuerte repunte frente a las cerca de 50.000 que ofertaban para los últimos días de abril. Ahora esa tendencia al alza se ha cortado, lo que agentes del sector atribuyen a la falta de avances en el diseño de la nueva movilidad.
Se registra por primera vez en el último mes un descenso en la oferta de vuelos, con 64.984 billetes a la venta, e incluso algunas de las rutas cuya reactivación estaba programada para inicios de este mes se han postergado, confirman desde Aena. El retroceso es del 8 %, lo que se traduce en 6.064 plazas menos disponibles. Un volumen que no es alarmante pero que el sector turístico vincula con una demanda congelada a la espera de que acuerdos comunitarios aporten algo de luz sobre en qué condiciones se podrá viajar.
Reino Unido es un ejemplo de lo impredecible que es el escenario actual. El 17 de mayo autorizará los viajes internacionales bajo un semáforo que regulará los controles a los que deberá someterse el viajero a su vuelta, en función del riesgo asignado al país que haya visitado. El color en el que quede España y si se decide por regiones o países marcará en buena parte la evolución de las casi 10.000 plazas que se ofertan ahora hacia la Costa Blanca.
Por eso, la principal reclamación del sector es conseguir una armonización de las condiciones y que esta llegue pronto, algo que de momento no se está logrando. El lunes la UE planteó a los Estados miembros la apertura de las fronteras exteriores para los viajeros de terceros países que estén vacunados, lo que supondría dar luz verde al mercado británico.
Pero el trabajo doméstico sigue pendiente de resolverse, con la UE dividida entre mercados emisores —que apelan por amarrar la seguridad sanitaria— y receptores —que buscan reactivar la libre circulación—. Pero de momento el pasaporte sanitario sigue encallado y la Comisión Europea sitúa su puesta en marcha en junio. El principal problema es asegurar que las personas que todavía no han sido vacunadas no sean discriminadas, por lo que se está pidiendo que las PCR sean gratuitas para este colectivo.
