El BCE mantuvo ayer sus estímulos monetarios para no torpedear la recuperación económica de la región y porque considera que la reciente subida de la inflación es transitoria, en una reunión en la que mejoró su previsión de crecimiento de la eurozona hasta el 4,6 % en 2021. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, dijo que el Consejo de Gobierno fue unánime en la reunión respecto a confirmar «una política monetaria muy expansiva», aunque existen divergencias sobre algunos aspectos particulares del análisis de los instrumentos de política monetaria. Como esperaban la mayor parte de los analistas económicos y los mercados, el BCE mantiene el ritmo de compras de bonos semanales por la covid-19.

Por otro lado, el BCE espera que «la actividad económica se acelere en la segunda mitad del año en la medida que se levantan las medidas de confinamiento».

Por ello ha revisado al alza las previsiones de crecimiento para este año seis décimas, hasta el 4,6 %, frente a lo pronosticado en marzo, y las de inflación cuatro décimas hasta el 1,9 %.

El BCE prevé un crecimiento del 4,7 % en 2022 (un 4,1 % pronosticado en marzo) y del 2,1 % en 2023 (sin variación respecto a marzo) con una inflación del 1,5 % en 2022 (el 1,2 % pronosticado en marzo) y del 1,4 % en 2023 (sin variación respecto a marzo).