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El automóvil valenciano ultima sin Ford su proyecto para captar fondos de la UE

Más de una veintena de empresas tractoras del sector de la Comunitat Valenciana trabajan en los últimos detalles del programa antes de presentar su iniciativa al ‘Perte’ del coche eléctrico al margen de la multinacional norteamericana

Instalaciones de una de las empresas implicadas en el proyecto del Perte del coche eléctrico. | LEVANTE-EMV

El Gobierno aprobó la semana pasada el acuerdo para declarar como Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) el desarrollo de un ecosistema para la fabricación del vehículo eléctrico y conectado. Es el primer sector al que se le da luz verde para comenzar a recibir iniciativas que aspiran a ser financiadas con los más de 4.000 millones de dinero público que Moncloa prevé movilizar a través de los fondos europeos para la transformación de la industria del automóvil.

A la espera de que el texto, aprobado en Consejo de Ministros, termine su recorrido legal y se publique su convocatoria, lo que está previsto para octubre, el sector valenciano está dando las últimas pinceladas a su proyecto para pujar por parte de esos fondos de recuperación. Lo más llamativo de la iniciativa, que implica a más de cuarenta empresas de diversas autonomías, es que no contará con la participación de Ford.

Efecto «fagocitador»

Así lo han confirmado a este diario fuentes cercanas al proyecto ‘Ecomóvil 23’, que destacan que el diseño del programa está focalizado en implicar a toda la cadena de valor del sector y que incluir a una multinacional como la norteamericana alteraría los equilibrios entre el resto de empresas por su efecto «fagocitador», ya que ejercería una posición de dominio sobre las demás y solo supondría un efecto tractor sobre la cadena de compras.

Además, señalan que a diferencia de Seat y Volkswagen, que sí han anunciado su intención de formar parte del ‘Perte’ y su voluntad de construir una planta de baterías para el coche eléctrico en España, Ford no dispone de unidades de investigación e innovación en la Comunitat Valenciana como las que sí tiene implantadas el grupo alemán en el entorno de Martorell y que sí ejercen una «influencia enorme» en el resto del sector auxiliar.

Ese papel, además, estaría cubierto en la iniciativa valenciana por empresas radicadas en la autonomía como Faurecia, señalan las fuentes.

De hecho, esta compañía sería la encargada de proveer de I+D+i al proyecto, una de las condiciones que ha puesto Moncloa para concurrir a estas ayudas públicas. Además, pese a que la mayoría de empresas son valencianas (la propia Faurecia, Dr. Franz Schneider, Industrias Alegre, Etra y Grupo Segura entre otras), también hay presencia de compañías de otras autonomías como Cataluña, Murcia, Galicia, País Vasco, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Navarra y Aragón.

Una iniciativa ‘ad hoc’

De esta forma, ‘Ecomóvil 23’ cumple holgadamente con el requisito de que las iniciativas impliquen a firmas de al menos dos autonomías diferentes. Desde las fuentes conocedoras del proyecto insisten en que cubren todas las exigencias, pues la iniciativa fue «concebida para encajar» en las bases sentadas por el Ejecutivo y por eso pone el foco en que «toda la cadena de valor del automóvil tenga presencia».

La alianza comandada por el sector del automóvil valenciano establece cuatro pilares básicos: innovación en la cadena de valor, transición ecológica, transición digital y acciones de formación. De ahí nacen otras 34 líneas de trabajo diferentes, desde sensorización del vehículo hasta la fabricación de componentes. La previsión es que pueda generar más de 600 empleos directos y 3.000 indirectos. El plazo se cierra el octubre, pero los proyectos ganadores no se desvelarán hasta febrero de 2022, según las previsiones del propio Gobierno.

El sector auxiliar critica las «prisas» de la UE por la descarbonización

La secretaria general de la Asociación Europea de Proveedores Automovilísticos (Clepa), Sigrid de Vries, criticó ayer que la Comisión Europea optase por la «prisa» en vez de por la «prudencia» a la hora de establecer nuevos objetivos de reducción de gases de efecto invernadero para los vehículos nuevos. De Vries lamenta que el acuerdo que busca Europa para disminuir las emisiones de dióxido de carbono de los automóviles en un 55 % para 2030 y al 100 % en 2035 viene en forma de «prohibición» y no de «trato» con la industria. Según la responsable, marcar un objetivo de reducir al 100 % las emisiones de escape de los coches es «de facto» obligar a producir solo modelos eléctricos, descartando la contribución que podrían hacer los combustibles renovables, y en un plazo de tiempo que para el sector «es mañana».

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