Cajamar obtuvo un beneficio neto de 57,1 millones de euros en la primera mitad del ejercicio, algo más del triple, un 213 % más, que hasta junio de 2020. Debido al «contexto económico y social de la covid-19», la entidad ha destinado la mayor parte de los ingresos obtenidos a fortalecer coberturas, provisiones y al saneamiento de los activos irregulares, lo que ha reforzado la solvencia, explica Cajamar. Concretamente, ha dedicado 454,5 millones de euros a reforzar las coberturas de activos financieros y no financieros, un 86,5 % más, lo que ha permitido que la morosidad de la cartera crediticia mejorara hasta el 4,15 % y la cobertura de esos préstamos se elevara hasta el 72,3 %.

El crédito sano concedido a la clientela minorista se incrementó un 7,7 % hasta los 32.981 millones de euros, en tanto que el concedido al sector agroalimentario y a las empresas creció un 6 %. La entidad presidida por Eduardo Baamonde ha concedido a sus clientes moratorias por importe de 1.030 millones de euros, de las que quedan vigentes 170 millones y «solo un 0,5 % son dudosas», explica. Respecto a los préstamos con garantía ICO, el saldo vivo asciende a 1.906 millones de euros, de los que un 70,7% se ha destinado a pequeñas y medianas empresas y un 8,8 % a familias. Por otro lado, los créditos con garantía pública suponen el 5,5 % del crédito minorista bruto.