Podría quedarse así, en un titular atractivo para captar la atención del valenciano o valenciana que pasa las horas de estío esperando unas fallas que no son fallas o algún impuesto nuevo que se le ocurra a Puig. Pero los datos son tozudos, ‘president’.

Desde que gobierna la Comunitat, ésta no ha hecho más que bajar escalones en el ranking de la generación de energía verde respecto al resto de comunidades autónomas. La Comunitat Valenciana solo ha sido capaz de instalar un 4 % de potencia en energías renovables en los últimos seis años de gobierno del Botànic. Mientras, otras autonomías han multiplicado hasta por 20 el pírrico dato valenciano. Aragón ha aumentado un 88 % su potencia en renovables, Andalucía un 68 % y Murcia un 66 %.

No hay nada de lo que presumir en la Comunitat Valenciana. Y tampoco ha acertado el ‘president’ con el nuevo decreto ley supuestamente para favorecer la proliferación de las energías renovables. Una normativa que, en un año de andadura, ya ha tenido que ser modificada en varios artículos -con la confusión consiguiente en el sector-, y que no ha sido capaz de agilizar la ingente burocracia política que depende de tres conselleries lideradas por tres consellers en continua contradicción. Trámites administrativos que tardan tan solo dos días en Murcia, en la Comunitat llegan a tardar hasta un año. De hecho, lo que esto está propiciando es la fuga de las inversiones de energías renovables a regiones limítrofes, con la consiguiente pérdida de cerca de 3.000 empleos ‘verdes’ que siguen en el aire, e ingresos fiscales generados por inversiones de hasta 6.000 millones de euros.

La ignorancia energética del partido socialista del ‘president’ Puig ya le costó a los españoles miles de millones de euros (en pesetas por entonces), cuando paralizó definitivamente las obras de las centrales de Lemóniz, Valdecabreros y Trillo II. Y ahora, el Consell del Botànic liderado por Ximo Puig sueña con que a los valencianos les cueste más aún si cabe la factura de la luz, queriendo cerrar Cofrentes sin plantear solución alternativa alguna. O creando una empresa pública de la energía repitiendo el fracaso de Colau en Barcelona, que en tres años de andadura no supera los 4.000 clientes y que lo único que ha supuesto es un ‘chiringuito’ más, que pagan los contribuyentes. A Puig se le ha caído el mito de que su gobierno es un gobierno energéticamente ‘verde’.

Pero si hay algo que preocupa sobremanera al Partido Popular es el hecho objetivo de que gobernando Ximo Puig aquí, y Sánchez en España, el indicador de pobreza energética ha retrocedido a 2016, según los datos oficiales del propio Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Hoy, miles de comerciantes, pequeñas empresas y familias pagan la luz el triple que hace tan solo un año. Y, sin embargo, el ‘president’ Puig se dedica a crispar la relación con otras comunidades autónomas y a evidenciar con ello su incapacidad de resolver los problemas más básicos de los valencianos y de las valencianas.

El aumento de las renovables es un factor clave para la bajada del precio de la energía. Más que ‘brotes verdes’, de momento solo hay ‘malas hierbas’, ‘president’.