Lo venía adelantando desde hace meses, pero fue ayer que el Sabadell inició el proceso para aprobar un nuevo recorte de plantilla. El banco comunicó a los sindicatos que va a realizar un ERE que incluirá prejubilaciones y bajas incentivadas (que pretende cubrir con voluntarios en la medida de lo posible), así como un plan de recolocaciones para los empleados que salgan que estará por encima de los mínimos que marca la ley. Como es habitual, la cifra de su planteamiento inicial de despidos no se conocerá hasta dentro de unos días y con toda probabilidad se irá reduciendo en el marco de las negociaciones a lo largo de las semanas siguientes, pero algunas fuentes apuntan a que el ajuste podría estar en línea con el ERE del año pasado (1.800 salidas).

«Tenemos la firme voluntad de llegar al mejor acuerdo posible con los representantes de los trabajadores, que sea beneficioso para todos y que ofrezca el mejor escenario de futuro a todas las personas afectadas. En este momento, sólo reafirmar nuestro convencimiento en la necesidad de realizar este nuevo ajuste para continuar mejorando el banco y continuar construyendo un gran proyecto de futuro para nuestro equipo», mantuvo ayer la entidad en una comunicación interna a sus trabajadores.

El nuevo ajuste de plantilla (que se aplicará sobre sus 14.648 empleados en España al cierre de junio, la mayoría de los 21.095 que tiene el grupo) se produce después de que la entidad presidida por Josep Oliu pactase a finales del año pasado con los sindicatos la salida de alrededor de 1.800 empleados vía prejubilaciones con un ahorro anualizado de 140 millones. Su nuevo consejero delegado, César González Bueno, ya adelantó en abril que la entidad tenía «margen de mejora, especialmente en costes» en su negocio de banca de particulares en España y evitó descartar nuevos eres. El plan estratégico que presentó en mayo incluye una nueva reducción de costes de otros 100 millones al año, que se prevé ejecutar en el primer trimestre de 2022.