El Consejo de Ministros aprobó ayer el decreto de calidad y trazabilidad del aceite de oliva y orujo de oliva, con medidas dirigidas a revalorizar el producto y a satisfacer las nuevas demandas de los consumidores. La iniciativa pretende mejorar el posicionamiento comercial del aceite de oliva, en especial el virgen extra y atender las nuevas demandas de transparencia de la ciudadanía. El mercado sufre desde hace años frecuentes fraudes en el comercio por la falta de mecanismos por parte de la distribución y las envasadoras de mantener niveles de calidad uniformes. Una muestra de esta situación con las irregularidades detectadas en los análisis independientes de los organismos de consumo en los últimos años, que han supuesto cuantiosas multas.

Con el fin de evitar confusiones entre los consumidores, los términos ‘virgen’ y ‘virgen extra’, denominaciones para el puro zumo de aceituna, solo se podrán utilizar para el aceite de oliva y no para ninguna otra grasa vegetal. Para garantizar un producto de máxima calidad, se prohíbe en España la práctica conocida como ‘refrescado’, que consiste en mezclar aceites de oliva vírgenes de la campaña en curso con otros de campañas precedentes a fin de mejorar las características organolépticas del producto más antiguo.