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El acelerón de Ford a su repliegue en EE UU inquieta a sus plantas europeas

Los sindicatos de varias fábricas del viejo continente ultiman una reunión en octubre para analizar las implicaciones de las últimas inversiones de la multinacional, que construirá cuatro nuevas factorías en su país de origen por 9.750 millones

Recreación de una de las plantas anunciadas por Ford, en el estado de Tennesse. | FORD MOTOR CO.

Donald Trump salió de la Casa Blanca hace más de nueve meses pero su legado proteccionista parece haber dejado poso en algunas compañías como Ford. La multinacional automovilística con factoría en Almussafes inició durante el mandato del polémico expresidente un repliegue hacia Estados Unidos que ahora, con el comercio global todavía sufriendo las secuelas de la pandemia, parece retomar y que mantiene a los sindicatos europeos con la guardia en alto. De hecho, según ha podido saber este diario, ultiman un encuentro en algún momento del próximo mes de octubre para analizar con más detalle las posibles implicaciones de esta tendencia.

La inquietud se ha reactivado tras los últimos movimientos de la marca del óvalo, que decreta cierres de plantas fuera de Estados Unidos toda vez que lanza millonarias inversiones en su país de origen. En lo que va de septiembre, sin ir más lejos, ha habido dos ejemplos de esta política. Este mismo lunes, Ford anunció una inversión de 11.400 millones de dólares (9.750 millones de euros) para la producción de coches eléctricos en Norteamérica, un presupuesto con el que levantará cuatro nuevas factorías que crearán 11.000 nuevos puestos de trabajo en EE UU.

La información no tiene por qué influir en la actividad de la firma de Detroit en Europa, pero se ha conocido apenas un par de semanas después de que comunicara el cierre de sus dos plantas en India. En enero también fulminó otras tres que tenía en Brasil y en 2019, poco antes de la pandemia, asestó un duro golpe a su división europea con el anuncio de 12.000 despidos y la clausura de seis fábricas para reducir sus costes en un 20 %.

«Que Ford invierta siempre es una buena noticia», remarcaban ayer fuentes sindicales de Almussafes, que creen que es «pronto» para analizar las posibles implicaciones del último espaldarazo de Ford a su negocio en EE UU para la factoría valenciana.

Almussafes destina cerca del 90 % de los motores que produce a este mercado, que a partir de ahora podría ganar en independencia gracias a las nuevas infraestructuras domésticas.

Cabe recordar que hace dos años, en plena guerra arancelaria entre Trump y Bruselas, Almussafes se quedó sin la nueva generación de motores Ecoboost, adjudicados a plantas estadounidenses para ahorrar costes. Así, los sindicatos remarcan que están constatando que «continúa el repliegue iniciado en la época de Trump» y admiten que la inquietud crece en todo el continente.

Colonia, la niña bonita

Por eso, se está gestando una reunión entre organizaciones sindicales presentes en diferentes plantas de Ford en Europa con el propósito de organizarse y analizar en profundidad las posibles consecuencias de estos últimos movimientos. Solo la factoría de Colonia se ha descolgado por el momento, ya que según las fuentes allí se respira un mayor optimismo tras haber recibido casi 1.000 millones de inversión para la electrificación de esta fábrica, convertida en referente del futuro eléctrico de Ford en Europa.

Pero en los otros centros de producción «la cosa está complicada», aseguraban las fuentes sindicales. Y es que a los efectos de la pandemia hay que añadir la brutal escasez de componentes en la que está sumido el sector desde hace un año y la revolución del concepto de movilidad que se viene produciendo en paralelo durante los últimos años por las exigencias medioambientales. Un combo que ha desplomado la producción en Almussafes y que se ha traducido en una concatenación de ERTE y ERE en el pasado reciente.

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