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Fernando Roig: "La cerámica tiene que subir precios para no desaparecer"

El empresario reclama que las administraciones públicas aceleren los procesos de generación eléctrica con fuentes renovables para reducir costes, que se han disparado

Fernando Roig, en un momento de la entrevista, ayer. | ERIK PRADAS

Preside el primer conglomerado azulejero de Europa y una de cada cuatro baldosas que se fabrican en España tienen como origen alguna de sus unidades productivas. Tras haber superado con nota la incertidumbre del coronavirus, el grupo Pamesa se enfrenta a la amenaza del fuerte incremento del precio del gas y la electricidad. Fernando Roig detalla algunas de las medidas adoptadas.

¿Cómo afecta a la subida de los costes del gas y la electricidad al grupo Pamesa?

Los números son catastróficos. El primer trimestre de este año pagábamos entre siete y ocho millones de euros mensuales de gas, y terminaremos el año pagando de 25 a 30 millones. Son 20 de diferencia que, lógicamente, van a ir a la cuenta de resultados de pérdidas. El último trimestre será desastroso, con unas pérdidas económicas que serán importantes.

Antes de esta escalada de precios, las previsiones del grupo eran de cerrar el año con 1.100 millones de ventas y 100 de beneficio. ¿Mantienen la estimación?

Se mantienen las ventas, y creo que las superaremos porque los primeros meses han sido buenos. Pero el último trimestre será deficitario y no llegaremos a los beneficios que habíamos marcado.

¿Cuándo cree que va a mejorar esta situación?

De momento no va a parar. El gas seguirá muy alto en los próximos meses, según vemos en los mercados de futuros. El primer trimestre de 2022 será igual que el último de 2021, con lo que tendremos seis meses de dificultades.

¿Qué medidas adopta el grupo Pamesa para afrontar esta crisis energética?

El sector lo pasará mal, y Pamesa tomará las medidas necesarias para mantener los 4.000 puestos de trabajo. La principal es aumentar los precios de forma inmediata e importante.

¿En qué porcentajes se moverán esas subidas de precios?

La parte más baja estará por encima del 20 % y la más alta sobre el 15 %. Si lo queremos traducir, un euro por metro cuadrado. Es una subida fuerte, pero la subida del gas es de cinco veces más. No hay más remedio que repercutirlo en el precio. Además, en el atomizado, desde noviembre aplicaremos a nuestros clientes sobre los 15 euros la tonelada.

¿Hay otras decisiones para reducir costes?

En materias primas estamos pendientes de obtener permisos en la zona de l’Alcora y va encarrilada una nueva mina en Estercuel, en Teruel. De esta forma ahorramos los costes añadidos de importar materiales. Y por una política de ahorro hemos decidido no acudir a la próxima edición de Cevisama.

¿Durante la presentación de resultados de 2020 mostró su queja por las trabas para tener una mina en El Puig. ¿Se ha resuelto?

Hay buenas palabras y pocos hechos. No sabemos si es por la falta de funcionarios, de técnicos o de decisión política, si la culpa es de la Conselleria de Medio Ambiente, el ayuntamiento o el mismo sistema. Pero no podemos esperar ocho años en tener una respuesta. Si tuviéramos esta mina ahorraríamos 360.000 kilómetros al mes en tráfico de camiones. Aunque no tenemos todos los permisos, en Teruel funciona mejor.

¿Qué futuro augura al sector?

No veo otra salida. El sector tiene que subir los precios para poder subsistir. Perderemos competitividad, sobre todo con Italia, pero dependerá de cómo se comporten los mercados internacionales. Lo primero será resistir, y luego mejorar la competitividad con mejores materias primas, minas más próximas que reduzcan costes en este apartado, un mejor diseño, calidad y esfuerzo.

¿Cree que todas las empresas del sector subirán el precio de sus productos?

Yo espero que sí, y animo a que lo hagan. Pamesa lo hará sí o sí. Las empresas más pequeñas no tendrán más posibilidades de subsistir, por lo que les afecta el aumento de costes. Hay que hacerlo ya y no esperar a principios del año que viene. Eso sí, a pesar de todas las dificultades, el sector no tiene que desaparecer. Hay más de 15.000 empleos directos y muchos indirectos en juego.

¿Es peor la problemática de ahora que el cierre forzoso de la producción en 2020, con el confinamiento?

Mucho peor. El covid no lo podemos dominar, nos pilló a todos de sorpresa, y en su momento no sabíamos casi nada de él. Pero sí sabemos cómo funciona el mercado gasista y qué actuaciones hay que hacer para controlar los precios.

¿Hay alguna manera de conseguir que el precio del gas se pueda reducir?

El precio sería más bajo si hubiera menos demanda. Sobre el 36% de la generación eléctrica de España viene del gas, a diferencia de Francia, que tiene una mayoría de generación nuclear, o Alemania con un 39% de carbón. Si en España no usáramos tanto gas para hacer electricidad, la presión sobre la industria sería menor. Hemos cambiado un fósil español como el carbón por un fósil importado como el gas para producir electricidad. Y no hemos acelerado las vías renovables como la eólica o la solar.

¿Qué deben hacer los políticos para recuperar los precios de la luz y el gas de hace unos meses?

Estamos en economía de guerra y los políticos tienen que ponerse las pilas. Hay que acelerar proyectos. Yo no pido subvenciones, sino que me dejen trabajar. Un ejemplo es el de la energía eólica. Me consta que el president de la Generalitat, Ximo Puig, puso trámites de urgencia, pero para mí son lentos. No puede ser que el permiso para poner un solo aerogenerador, que genera cinco megavatios, tarde cinco años. Las otras comunidades autónomas están acelerando en este campo, y hay que pedir decisión a la Generalitat.

Hay otros costes que les preocupan, como los derechos de emisión de CO2.

Pagábamos 30 euros al principio de año y ahora más de 60. Y esto se debe a la especulación, a la obra de gente que trabaja poco y especula mucho. No sabemos dónde va el dinero procedente de lo que aportamos por las emisiones de CO2. Las administraciones tienen que tomar cartas en el asunto.

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