Unos agricultores, del terruño, apenas media docena, decidieron un día adentrarse en el mundo de los negocios como empresarios y montaron una granja de conejos. El fracaso fue estrepitoso y les hizo mirar al gran tesoro que tiene la plana de Requena-Utiel, los viñedos, su bobal. La plana de Requena Utiel se encuentra a 70 km al oeste de Valencia y, por tanto, del Mar Mediterráneo. Un altiplano de tierras pobres arcilloso-calcáreas, con una altitud que oscila entre los 600 y los 900 metros. Su clima es continental con gran influencia mediterránea: inviernos muy fríos y veranos secos y calurosos con precipitaciones escasas. La altitud y la influencia del mar otorgan a sus vinos y cavas unos rasgos muy característicos como la gran madurez y la frescura.

Tras estrellarse con la granja de conejos, del menos cero, sin un duro, girada la vista a las viñas, decidieron embarcarse en la travesía vitivinícola y compraron, siempre sin un duro, una finca en ruinas, un palacete en medio del campo, que terminó siendo Bodegas Torre Oria, con un préstamo de 100 millones de pesetas de la Caja Rural.

Cuando nadie, absolutamente nadie, creía en los vinos valencianos, la media docena de amigos, convertidos en socios, pusieron los vinos valencianos, especialmente los de Requena, en el mapa, que dejaron de ser vendidos a granel a otras regiones y países para reforzar o colorear los suyos. O para venderlos como suyos, por ejemplo la mistela de Godelleta se iba en cubas a Vilafranca de Penedés o la tintorera de Lliria se iba a La Rioja.

Me lo cuenta Fermín Pardo Nuévalos, uno de los socios fundadores que integran el capital de la empresa, que cuenta no ha pasado por la Universidad, y se enorgullece de que hasta en su palmarés está el haber almorzado aquí con tres ministros a la vez, uno de ellos Jaime Lamo de Espinosa, quien tiene participación en las bodegas Dominio de la Vega, al tener cerca de ésta su finca de viñedos. ”Todo un caballero”, dice de él Fermín.

Francis Montesinos e Inma Bermúdez

He venido a las bodegas a la presentación de sus cavas y vinos ecológicos, invitado por uno de los seis socios, Roberto Atienza, y en la visita me encuentro a Francis Montesinos, muy vinculado a Requena por su intervención en actos benéficos que allí se realizan en favor de las personas con discapacidad. Acude porque es la presentación en sociedad de los nuevos vinos y cavas ecológicos de las bodegas. Están muy al día estos agricultores metidos a empresarios de vinos, pues han fichado a la famosa diseñadora Inma Bermúdez para ser su musa actualizadora de sus productos y marketing.

El autor, con Francis Montesinos y Fermín Pardo

«La bodega nació con vocación de elaborar cavas reservas. No era solo la búsqueda o el reconocimiento de la mención reserva, sino también la pasión por alcanzar amplias cuotas de calidad que aportan los cavas de larga crianza. Todos los proyectos técnicos y científicos llevados a cabo por nuestro director técnico tienen esa vocación y hoy, desde hace ya cuatro años, todos los cavas que elabora Dominio de la Vega tienen más de 18 meses de crianza en sus lías; algunos hasta 42”, dice Fernando Medina, su consejero delegado, brillante abogado que está ganando todos los pleitos y recursos para que el cava pueda llamarse de Requena, asunto que está ahora mismo en el Tribunal Supremo, que cree, me dice,  les va a dar la razón a ellos. ¿Por qué Requena, o ellos, no pueden hacer cava y que se llame cava?

Hoy el muestrario de caldos es muy extenso.

Cava Europeo

“Para completar esa apuesta la DO Cava, 18 años después de nuestro comienzo, ha venido en apoyo del cava de calidad y ha decidido recientemente, aunque habrá un breve y lógico periodo transitorio, que todos los cavas «reserva» sean ecológicos y acordes con los métodos de producción ecológica según acrediten los organismos de certificación reconocidos por la UE y por el Ministerio de Agricultura. Sin restar el gran valor que aportan los cavas mas jóvenes, muy adecuados para algunos momentos, ese debe ser el futuro del cava de calidad: la larga crianza unida al respeto a la naturaleza a la identidad y al origen de donde provienen las uvas. En Requena tenemos la fortuna, gracias a nuestro clima y altitud, de poder responder a este reto con mayor precisión y facilidad. Nuestros clientes notarán la tierra y el fruto que nos alumbra, puros, tal cual son”, explica con claridad, no exenta de pasión el letrado.

Útiles de una agricultura del pasado decoran las estancias

 “Hemos cumplido la mayoría de edad en el momento justo. A partir de ahora, nuestros clientes no solo disfrutarán de un cava de calidad que ya era sostenible, ecológico y respetuoso con la naturaleza, sino que además llevará los sellos que lo acreditarán, pero el cava de calidad pide tener siempre paciencia, mucha paciencia”, explica.

Probamos los vinos y cavas en cada una de las dependencias de la bodega, mientras que Fermín Pardo, de conversación agradable y llena de datos y vivencias,  va recordando sus antecedentes de viticultor de base, que se remontan a su niñez cuando en la comarca había muchos maquis. Le ha sido dura la vida, pero ha tenido un final fructífero en lo personal, familiar y empresarial. No se corta en hablar de millones. En lo atrevidos que fueron montando después de salir de Torre Oria, Dominio de la Vega, todo a pelo, con audacia y tesón, con fe en la uva de la comarca.

Tanques de maduración en la bodega.

Larga maduración o crianza

Un experto explica que los cavas de Dominio de la Vega tienen una particularidad frente a la gran mayoría y es su larga crianza o maduración de sus levaduras que los convierte en cavas de “larga maduración o crianza” o “cavas en máxima plenitud”. Esto los hace más elegantes, complejos, de sabor más acentuado, carbónico muy integrado, más longevo.

Existen muchos y diferentes tipos de cavas: monovarietales, jóvenes, reserva de paraje, rosados, brut, brut nature, y cada uno de ellos tienen unas características especiales que lo hace ideales para un momento determinado, son tremendante gastronómicos cuenta con fruición el enseñante, ideales para acompañar la comida.

La uva Bobal

Precisamente este pequeño grupo de viticultores que fundan Dominio de la Vega, fueron los actores principales en los primeros pasos del cava de Requena alumbraron el cava en nuestra región. Ya desde el inicio, hace ya casi dos décadas, se apostó firmemente por extraer todo el potencial que escondía, la variedad autóctona Bobal, un trabajo silencioso, largo y constante, hasta incomprendido en sus inicios.

“El cuidado comienza por las cepas y su selección para conseguir los mejores frutos de la viña. Frutos que recolectamos durante la vendimia, momento clave para la bodega y donde se toman decisiones que determinarán el futuro de nuestras elaboraciones. Equivocarse en vendimia supone arrastrar ese error toda la vida”, sentencia uno de los profesionales de la bodega. Nuestro origen viticultor hace que cuidemos a la planta y que queramos apostar por la vendimia manual”.